Miguel Barnet, Raúl Castro y Abel Prieto
¿Cómo es posible que los intelectuales que fueron humillados y castigados por los mismos que hoy gobiernan el país, se mantengan al lado de las botas que los golpearon hasta doblegarlos, que los vejaron hasta asegurarse que cedieron en cuerpo, alma y obra artística?
Tanto sufrieron que aún el miedo los corroe y continúan hablando a sottovoce porque temen ser escuchados y vueltos a castigar.
Esos intelectuales reafirman que la lección que recibieron fue aprendida: es y será asumida por el resto de sus días. Muchos ya han muerto y no pudieron superar la obra artística por la que fueron castigados. El miedo nunca se les apartó. Los que aún permanecen tampoco lo han superado y, evidentemente, ya les falta el tiempo y el ánimo para hacerlo.
¿Acaso no es hora de pasar factura? Alguien tiene que pagar por los libros que no escribieron. Las obras de teatro que no se erigieron. La música que no se creó. Los lienzos vacíos o fatuos. ¿Quién pagará por toda esa cultura perdida?
Algunos fueron apresados en campos de concentración conocidos por su sigla UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), porque para ese entonces todos tenían que ser hombres, fuertes y prestos a tomar un fusil. Si no eran aptos por su físico, valoración desde las costumbres machistas, ni confiables moral e ideológicamente, los enviaban como castigo por no ser útiles en la defensa de la “revolución”. Los artistas que no defendían abiertamente en sus obras a la revolución, pasaban a la lista negra.
También enviaban a esos campos de concentración a los que no usaban botas rusas, fumaban tabacos, o andaban limpios en horario laborable, que además eran tildados de homosexuales, religiosos y pocos entusiastas en las tareas sociales como no acudir a los trabajos voluntarios o a la zafra, esos también eran apresados y enviados a esos infiernos.
El sacrilegio de los diferentes
Recibir correo o llamadas del extranjero, vestir estrafalario o vestir a la moda reciente, era una afrenta directa al sistema socialista. Fue sacrilegio escuchar música foránea o a cantantes cubanos que residieran fuera de la isla, acceder a literatura que no simpatizaba con la “revolución”, tener melena era un irreverencia al machismo, ser mal mirado por algún funcionario o simplemente no caer simpático al presidente del Comité de su cuadra. Aquellos campos de concentración al estilo fascista o estalinista (que hemos descubierto que hicieron los mismos daños) se hicieron según la versión de Fidel Castro, lo cual no tiene la dignidad de reconocer públicamente, o decir al menos que se equivocó en alguno de esos escritos llamados “reflexión”.
Es cierto que la mayoría de los intelectuales no fueron a esos campos de concentración, pero como artistas se supone que tengan el sentimiento para sufrir aquellos desastrosos acontecimientos que además los acompañaron en su tiempo. De todas formas tampoco escaparon ilesos, sufrieron otros actos de tortura, el escarnio por ser creadores. Gran parte fueron expulsados de sus centros de estudios y laborales. Su obra cultural fue sesgada por muchos años del ámbito artístico, y a la postre se vio permeada por aquel miedo que caló los huesos.
Todos los artistas fueron centro de mofas de los funcionarios políticos, militares y culturales, que coincidía en ser lo mismo y los mismos. Y el "Realismo Socialista" tomó auge porque era la única manera de presentarse como artista. Y todavía andan por ahí presentando sus obras antiestéticas y sumisas.
Han pasado varias décadas de aquellos primeros acontecimientos que marcaron a los artistas cubanos, y aún hoy el horror los mantiene postrados, la impresión que causaron los castigos impuestos, sus cuerpos continúan sangrando por las heridas como en los primeros días, a veces cubiertas por falsas cicatrices que maquillan y ocultan constantemente.
Congelados por el horror
Lo peor de todo es que callan y aún fingen apoyar al sistema. Aún responden como los intelectuales de los años setenta. El horror los congeló en el tiempo y no saben negar, emitir su real criterio sobre “las malditas circunstancias” que acontecen en la sociedad porque su misión, según les dijeron, es ser artistas, y los artistas sólo se ocupan de entretener al pueblo sin cuestionar al mando político del país.
Si se es un artista de “izquierda”, de cualquier parte del mundo que cuestiona a los Estados Unidos o a cualquier proceso político opuesto al régimen dictatorial de Fidel Castro, entonces si se puede ser un artista político y eran y son invitados a veranear en Cuba. El pensamiento artístico solo puede ser en una sola dirección, y la flecha de orientación la signa el gobierno.
La pregunta que sigue es si van a morir con ese miedo. ¿Si nunca van a dejar escapar lo que ocultaron siempre? ¿Si contendrán su catarsis e impedirán que afloren sus sufrimientos y discrepancias ante las maneras de actuar del proceso político y se conformarán con el estrecho espacio de purga que les fue permitido cuando “la guerra de los emails" del 2007? ¿Si seguirán siendo la parte blanda de la sociedad, como nos tildó aquel desagradable y luego tronado funcionario estatal?
Al menos es mi deseo invitarles a que cumplan con sus aspiraciones, que sean razonables con su conciencia, que con honestidad expongan sus ideologías y las conversaciones personales donde dan rienda suelta a su verdadero pensar, sean dichas y asumidas públicamente.
Verán entonces que sus corazones latirán henchidos de emoción.
Angel Santiehsteban-Prats
Tanto sufrieron que aún el miedo los corroe y continúan hablando a sottovoce porque temen ser escuchados y vueltos a castigar.
Esos intelectuales reafirman que la lección que recibieron fue aprendida: es y será asumida por el resto de sus días. Muchos ya han muerto y no pudieron superar la obra artística por la que fueron castigados. El miedo nunca se les apartó. Los que aún permanecen tampoco lo han superado y, evidentemente, ya les falta el tiempo y el ánimo para hacerlo.
¿Acaso no es hora de pasar factura? Alguien tiene que pagar por los libros que no escribieron. Las obras de teatro que no se erigieron. La música que no se creó. Los lienzos vacíos o fatuos. ¿Quién pagará por toda esa cultura perdida?
Algunos fueron apresados en campos de concentración conocidos por su sigla UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), porque para ese entonces todos tenían que ser hombres, fuertes y prestos a tomar un fusil. Si no eran aptos por su físico, valoración desde las costumbres machistas, ni confiables moral e ideológicamente, los enviaban como castigo por no ser útiles en la defensa de la “revolución”. Los artistas que no defendían abiertamente en sus obras a la revolución, pasaban a la lista negra.
También enviaban a esos campos de concentración a los que no usaban botas rusas, fumaban tabacos, o andaban limpios en horario laborable, que además eran tildados de homosexuales, religiosos y pocos entusiastas en las tareas sociales como no acudir a los trabajos voluntarios o a la zafra, esos también eran apresados y enviados a esos infiernos.
El sacrilegio de los diferentes
Recibir correo o llamadas del extranjero, vestir estrafalario o vestir a la moda reciente, era una afrenta directa al sistema socialista. Fue sacrilegio escuchar música foránea o a cantantes cubanos que residieran fuera de la isla, acceder a literatura que no simpatizaba con la “revolución”, tener melena era un irreverencia al machismo, ser mal mirado por algún funcionario o simplemente no caer simpático al presidente del Comité de su cuadra. Aquellos campos de concentración al estilo fascista o estalinista (que hemos descubierto que hicieron los mismos daños) se hicieron según la versión de Fidel Castro, lo cual no tiene la dignidad de reconocer públicamente, o decir al menos que se equivocó en alguno de esos escritos llamados “reflexión”.
Es cierto que la mayoría de los intelectuales no fueron a esos campos de concentración, pero como artistas se supone que tengan el sentimiento para sufrir aquellos desastrosos acontecimientos que además los acompañaron en su tiempo. De todas formas tampoco escaparon ilesos, sufrieron otros actos de tortura, el escarnio por ser creadores. Gran parte fueron expulsados de sus centros de estudios y laborales. Su obra cultural fue sesgada por muchos años del ámbito artístico, y a la postre se vio permeada por aquel miedo que caló los huesos.
Todos los artistas fueron centro de mofas de los funcionarios políticos, militares y culturales, que coincidía en ser lo mismo y los mismos. Y el "Realismo Socialista" tomó auge porque era la única manera de presentarse como artista. Y todavía andan por ahí presentando sus obras antiestéticas y sumisas.
Han pasado varias décadas de aquellos primeros acontecimientos que marcaron a los artistas cubanos, y aún hoy el horror los mantiene postrados, la impresión que causaron los castigos impuestos, sus cuerpos continúan sangrando por las heridas como en los primeros días, a veces cubiertas por falsas cicatrices que maquillan y ocultan constantemente.
Congelados por el horror
Lo peor de todo es que callan y aún fingen apoyar al sistema. Aún responden como los intelectuales de los años setenta. El horror los congeló en el tiempo y no saben negar, emitir su real criterio sobre “las malditas circunstancias” que acontecen en la sociedad porque su misión, según les dijeron, es ser artistas, y los artistas sólo se ocupan de entretener al pueblo sin cuestionar al mando político del país.
Si se es un artista de “izquierda”, de cualquier parte del mundo que cuestiona a los Estados Unidos o a cualquier proceso político opuesto al régimen dictatorial de Fidel Castro, entonces si se puede ser un artista político y eran y son invitados a veranear en Cuba. El pensamiento artístico solo puede ser en una sola dirección, y la flecha de orientación la signa el gobierno.
La pregunta que sigue es si van a morir con ese miedo. ¿Si nunca van a dejar escapar lo que ocultaron siempre? ¿Si contendrán su catarsis e impedirán que afloren sus sufrimientos y discrepancias ante las maneras de actuar del proceso político y se conformarán con el estrecho espacio de purga que les fue permitido cuando “la guerra de los emails" del 2007? ¿Si seguirán siendo la parte blanda de la sociedad, como nos tildó aquel desagradable y luego tronado funcionario estatal?
Al menos es mi deseo invitarles a que cumplan con sus aspiraciones, que sean razonables con su conciencia, que con honestidad expongan sus ideologías y las conversaciones personales donde dan rienda suelta a su verdadero pensar, sean dichas y asumidas públicamente.
Verán entonces que sus corazones latirán henchidos de emoción.
Angel Santiehsteban-Prats
5 comentarios:
Excelente llamado que seguramente caera en oidos sordos pero ahi esta para que en el futuro nadie se justifique. El intelectual y el artista tiene el deber moral de ser conciencia de su pueblo. Lo demas es vanidad o prostitucion. Te felicito por tu actitud insobornable y como decia San Pablo:soilo la verdad nos hara libres
Esos artistas han muerto moralmente y no escuchan otra voz que la de su cobardía. No esperes nada de ellos, Angel.
Tu repaso de hechos es agudo y certero, pero me temo que esa caterva nunca respondera a tu propuesta. Quiza sea mejor que se hundan en lo que ellos ayudaron a crear.
Mi querido Ángel, que inteligente comentario. Pero todo lo que enaltece tus buenas letras y tu grandeza, hace más minúsculos a los bufones que alegran la vida del tirano, ellos no se acaban de quitar ese gorro de tres cascabeles que hace brillar la risa de su dictador. El también los desprecia, porque sabe que los pisoteó y ellos siguen gozando con el sabor de la zuela comunista.
Eres grande hermano. Esos miserables autores que pudieron ser brillantes por su obra , se oscurecen con sus actos.
Lilo Vilaplana.
Nueva gneraciones de artistas son los que podrán hacer verdadero arte, expresando sin miedo lo que sienten y piensan, los ya domesticados sobrevivientes solo vana entorpecer. Saludos Angel, cumplí mi palabra, y aquí me tiene, trataré de estar al tanto de su trabajo. Mucha suerte.
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