Páginas

26 de diciembre de 2011

Carta abierta del escritor Ángel Santiesteban-Prtas al nuevo presidente de España.



La Habana, 20 de diciembre de 2011



Presidente Mariano Rajoy, me dirijo a usted el día en que mi hija cumple años de nacida. Precisamente pensando en los jóvenes cubanos decido escribirle estas humildes y sinceras palabras sin más regocijo que darle la felicitación merecida, y clamar por esa juventud de mi país que solo encuentra horizonte en el Estrecho de la Florida y que tantas muertes nos causa. No sin antes hacerle un pequeño recuento de los últimos dos gobiernos de su país y, por ende, la repercusión que tiene en el nuestro.
A partir que se ausentara del plano oficial el Partido Popular, tres elecciones atrás, la libertad de los cubanos se ahuyentó. Raudo recibimos a un embajador medio comunista representando al PSOE que vino a pactar con los hermanos Castro. Desde entonces el silencio y la complicidad zapaterista echó su manto oscuro sobre el archipiélago cubano. Los días en que la libertad y el pueblo eran más importantes para España que las relaciones con el tirano, se alejaron.
Aquella complicidad con el Agregado Cultural nos daba la bienvenida, con la intención de participar en algún concurso literario en España, los sobres llenos de cuentos y esperanzas se terminaron. A partir de ese momento dejamos de recibir las últimas publicaciones de libros en la península ibérica, así como la entrega de la revista Encuentro de la Cultura Cubana que nos proveía de los últimos acontecimientos culturales en el mundo y, especialmente, de nuestra cultura de la diáspora prohibida en suelo cubano.
El concurso literario, ensayo y fotografía que idearon en la Embajada española, del cual fui jurado y me consta, que no existieron presiones porque se premiara algún texto irreverente con el sistema político que despreciamos y que impera en el país, solo alcanzó una convocatoria. El apoyo a artistas marginados por la política oficial, se desvaneció. También perdimos el trabajo constante y profundo del Centro Hispanoamericano el cual la dictadura cerró su sede por no ser de su agrado el espacio de libertad cultural que venía desempeñando.
Luego, el encuentro con el Embajador desgarbado del que solo recuerdo su nombre “Lázaro”, y que burló el pasaje bíblico de “Lázaro, levántate y anda”, porque el Lázaro que nos enviaron más bien vino a echarse a los pies del dictador. Y el siguiente encuentro del Día de la Raza, que celebrábamos desde hacía varios años en la residencia del Embajador, y apenas Lázaro nos agrupó leyó lo que sería luego su plan de trabajo, que era “nada”, hacerle la segunda al Gobierno de la Isla. Desde entonces no regresamos a pesar de continuar llegándonos la invitación.
Meses después los Embajadores de la Unión Europea quisieron un encuentro-dialogo con escritores cubanos en la residencia del Embajador de Austria que presidía la Unión en ese entonces. Allí estábamos Leonardo Padura, Amado del Pino, Pedro Juan Gutiérrez, Reinaldo Montero y yo. Cada cual dio su visión de la realidad social.
Algunos Embajadores se mostraban en suspenso con las relaciones de Venezuela con Cuba, y pensaban que quizá, según expresó el Embajador español, a partir de una mejora sustancial en el orden económico, podía suscitarse una mejoría en las libertades individuales. Que él esperaba mejores tiempos para Cuba, el levante de la economía nacional y libertades sociales.
Cuando intervine dije que referente a la posibilidad de “mejora económica”, me manifestaba pesimista puesto que los años de dictadura habían demostrado la pésima administración de los bienes del Pueblo, y que en el supuesto caso que Venezuela se convirtiera en lo que fue la Unión Soviética y el resto del campo socialista para Cuba, sería desastroso para las libertades individuales, pues al verse fortalecidos, también se acrecentaría la represión.
Que el Gobernante (en ese entonces era Fidel Castro, ahora es su hermano, pero siempre ha sido el mismo binomio), había cedido espacio de su férrea dictadura a partir del Período Especial donde perdió credibilidad y seguidores, pero si sucedía un retorno de consolidación económica, lo cual dudaba, podían dar por seguro que se agudizaría la represión, censura y encarcelamientos de los opositores al gobierno.
Luego que la reunión terminara, mientras tomábamos algún refrigerio, se me acercó el Embajador Lázaro, para decirme con aires de bonachón “no seas tan pesimista”. Lo recorrí con la mirada porque la impotencia hacía amago por superarme. Señor, le dije, cómo es posible que usted se atreva a pedirle optimismo a uno de los integrantes de la tercera generación que el proceso consume sin reportarle ningún beneficio. Fidel Castro es una trituradora humana.
El Embajador quiso escapar, pero lo detuve: nunca, sentencié, he visto que el Estado cubano prospere en materia económica ni libertades individuales, y desgraciadamente vamos a estar vivos los dos para verlo.
El Embajador levantó los brazos y se alejó. Nunca volvimos a encontrarnos. A sus invitaciones no accedí. En el lugar que hoy se encuentre debe recordar las palabras que sin ser un entendido en las materias políticas y sociales, lo dejan a él, diplomático de carrera, en la mayor desventaja por nuestros pronósticos, con su fracaso como Embajador y parte de una política de partido aburrida y sumisa, tanto, que los propios trabajadores de la embajada española en La Habana nos dejaron saber que tenían una habitación llena de revistas de Encuentro de la Cultura Cubana, por no repartirla, porque el gobierno se lo había prohibido en negociaciones secretas.
En estos dos gobiernos zapaterista, hemos sufridos la desvergüenza de ambas presidencias (Zapatero-Fidel y Raúl Castro) y sus acólitos. Aquellos supuestos logros en materia de presos de conciencia solo han servido para ser cómplices y ayudar a destapar la olla y sacar presión y así evitar un estallido social en la Isla, procurar respiro a un proceso que por momentos se asfixia, y que recurre a estrategias con la intención de mejorar su imagen internacional, premiar a sus encubridores y en definitiva alargar un sistema en el cual su población no cree, como la excarcelación de los presos de conciencia y que España aceptó recibirlos como refugiados políticos, con los cuales se desentendieron después de su llegada y han lanzado a la buena de Dios. El Maestro de Ceremonia de tamaño circo fue el Ministro de Exteriores Miguel Moratinos.
Al final demostraron que excarcelarlos no fue una intención humana, sino política. También ruego por ellos y le pido encarecidamente que les provea el lugar que ellos merecen después de padecer persecución, torturas y encarcelamientos, sería muy bondadoso de su parte detener esa escalada de agonía, y finalizar con algo que comenzó enfermo. Está en sus manos lograrlo.
Por supuesto, sabemos que aunque el Partido Popular haya ganado, no quiere decir que resolverá los inmensos problemas que sacuden a España, mucho menos solucionará el dilema de los cubanos. Lo que sí estamos seguros es que al menos con usted, Presidente Mariano Rajoy, tendremos una mano solidaria y que sabrá tomar distancia de una dictadura que agoniza, pero aún en sus últimos estertores, patea y está dispuesta a cobrar vidas de los que la enfrenten.
Por estos días los cubanos hemos perdido al amigo, intelectual y ex presidente de la República Checa, Václav Avel, pero Dios nos ha proveído de usted. Sus razones habrá tenido para llamar a Su lado al escritor checo, y dejar esa misión en sus manos.
Con humildad sólo le pedimos Presidente Rajoy, un Embajador que nos respete y nos devuelva el lugar de una oposición atenta, consagrada y resuelta a alcanzar las libertades inherentes al ser humano.
¡Bienvenido sea!
Saludos,
Ángel Santiesteban-Prats

24 de diciembre de 2011

Mueren los delegados en la tierra del bien y del mal



Mueren dos líderes políticos con tan solo algunas horas de diferencia. Pero además de ese tiempo también eran incompatibles en sus maneras de ver la vida, de actuar y de entrega por sus pueblos. Uno representaba la Justicia en la tierra y el otro personificaba la malignidad. El primero, Václav Avel, fue un luchador nato, un intelectual y político por naturaleza, de esos que no esperaron más que el sufrimiento al oponerse a una de las dictaduras más feroces de la humanidad. Por ello fue perseguido, humillado, cumplió prisión y fue torturado. Al final murió por la secuela ocasionada por la osadía de enfrentar una dictadura que ahogaba a su pueblo. Pero al menos su pueblo lo supo premiar y hoy lo llora, porque les regaló un país libre y próspero. Fue Presidente el tiempo necesario, cumplió y se retiró a observar el transcurrir de un país que se desarrolla.
La otra muerte, el dictador Kim Jong Il, que no podemos llamar “pérdida humana”, porque para eso habría que tener sentimientos que justifiquen esa categoría. No fue más que un tirano, de los más perverso y ególatra que hayan existido. Tras su muerte, solo deja el sufrimiento que garantizan todos los de su tipo: castigo, hambruna y muerte.
Václav Avel no se conformó con ver a su país soberano, sino que luchó también por la libertad de otros pueblos como el de Cuba. En su geografía personal el archipiélago cubano ocupaba un lugar primordial. Fue constante su interés por la realidad cubana, las condiciones de los cubanos y, desde la sede de su país en La Habana, sentimos el apoyo de su Gobierno por el libre pensamiento, por la voluntad individual y la independencia nacional, porque en nosotros se veía a sí mismo en los años de dictadura, en el actual estado totalitario que sufrimos, él sentía por los cubanos como uno más.
Kim Jong Il, no tuvo más destaque en su vida que haber sido el príncipe de esta nueva modalidad de dinastía que comparten Corea del Norte y Cuba, el legado familiar. Su padre, el dictador y mitómano Kim Il Sun, le garantizó la entrega del poder, lo cual ha recibido también su nieto, y luego será su bisnieto. No importa que su país carezca de alimentación y libertad, lo único imprescindible es lo que coincide en los demás de su estirpe autócrata: mantener el poder. Y ante la repugnancia general del mundo civilizado, el Gobierno Cubano decreta duelo nacional por el vil tirano.
En algún momento, puede que muy pronto, erigiremos el monumento que Václav Avel supo ganarse, allí pondremos las flores por el resto de nuestros días, generación tras otras. Mientras que en Corea del Norte, derribarán las estatuas de los Il apenas tengan la oportunidad.
Los cubanos le deseamos al pueblo coreano que pronto obtengan su libertad, como la deseamos nosotros también, y les deseamos felicidad. Al pueblo checo el sentido pésame, y le lloramos agradecidos a su líder amigo que nos comprendió y acompañó en todos los momentos. Y más que setenta y dos horas de duelo, le daremos la eternidad.
Hasta siempre Presidente Václav Avel.

Ángel Santiesteban-Prats

22 de diciembre de 2011

Cuba: un país que se subasta.

La Hija de Emilio (1974), de Servando Cabrera Moreno, una de las obras subastadas por el gobierno cubano.



Por estos días la nación cubana debería estar llorando y retorciéndose en su propia traición. Da la sensación de un país que se desgasta de a poco, que se vende con prisa como alguien que intenta sacar cualquier beneficio antes de la partida.
Desde hace años se viene subastando el patrimonio cultural en ofertas por vía internet. Obras de destacados artistas de la plástica, que ni siquiera están vivos para reponerlas. Creaciones que difícilmente volverán a nuestro país. Este año se han subastado, por más de 600 000 dólares, las importantes obras de Servando Cabreras Moreno, un cuadro de 1957: “Figura con ave”, “Capullo”, de 1945, “La hija de Emilio”, 1974, y “Besos”, 1966. De Wilfredo Lam: “Último viaje”, 1979. Fueron 44 artistas entre los que se encontraban Tomás Sánchez, Mario Carreño, René Portocarrero, Amelia Peláez y Raúl Martínez. En los últimos años hemos perdido una parte importante de la riqueza pictórica de la nación.
En otros países las reglas de los Gobiernos por salvar sus patrimonios culturales, que es intocable, cuando los coleccionistas particulares deciden vender, establecen que Estado tiene la prioridad en caso de interesarle, y se aceptan tres proposiciones. En caso de no ponerse de acuerdo, el dueño tiene la posibilidad de quedarse con la obra pero no de venderla, y mucho menos de sacarla fuera de las fronteras del país. A eso agréguele que, por mantener en su casa un cuadro considerado Patrimonio de la Nación, anualmente debe pagar un impuesto al Estado. Me parece una labor loable. Considero que la pintura de cada nación donde mejor está es en sus museos, para que sea admirada por sus nacionales y los extranjeros que lo visiten.

Robo y demagogia.

Aún por estos días escuchamos la denuncia de los voceros del Gobierno cubano lamentándose por el “latrocinio en los museos por las tropas aliadas cuando entraron en Irak”. También aún el mundo solloza por las obras culturales destruidas y saqueadas por las hordas nazis a los países agredidos y que gran parte de ellas permanecen ocultas.
Pero en Cuba es como si no tuviéramos la capacidad de mirarnos a nosotros mismos, esa fue la educación exigida en aras de proteger a la supuesta revolución de 1959, y que no era más que la manera de permitirle a Fidel Castro hacer sus desmanes sin ser criticado; acepto que intentarlo hubiera sido una falacia de craso error, al enfrentarlo se recibía de inmediato un castigo feroz, pretender una crítica, ni siquiera constructiva en aras de una honestidad “revolucionaria”, es visto como un suicidio.
Pocos de aquella generación, ninguno de los que hoy viven dentro del país y tienen participación oficial en la vida social, enfrentaron los designios del Zar Fidel Castro, y en aptitud cobarde callaron porque no se consideraron aptos de asumir el castigo. Prefirieron ser esclavos, cómplices en silencio e incapaces de disentir. Lo que consideraron apropiado para la subsistencia, y olvidaron su lugar ante su conciencia y la historia, que los recogerá como lo que fueron y aún son en el presente.
Y esa educación intentaron trasmitirla a las tres generaciones que les han seguido. Y por no aceptarlo nos tildan de traidores, de estar en confabulación con un enemigo que ni siquiera hemos conocido, ni que ha intentado “comprarnos”, “captarnos”, o cualquier otra acusación hecha por los voceros de la sufrible Mesa Redonda, quienes ya no pueden creer en la conciencia martiana. Y que luego, en conversaciones personales, aceptan tanto o más que uno los problemas del sistema, y en ocasiones hasta se descubre cierta admiración por las antagónicas posturas que sus miedos, en momentos de rebeldía, no les dejaron desarrollar.

Intelectuales benéficos.

Entonces qué nos puede quedar de un medio cultural que, en mi caso, por criticar que un grupo de intelectuales haya sido enviado a una Feria del Libro en México por el Instituto Cubano del Libro, sin la mínima garantía económica, máxime que iban representando a Cuba, se hayan prestado para atacar al que los defendía, por acatar las órdenes de los Funcionarios que los enviaron a representar una imagen de “delegación de la hambruna”, y por persistir como escritores oficialistas dispuestos a mover las banderitas y continuar siendo considerados de “confianza” al régimen y, por ende, permanecer cobrando las dádivas en actitud mercenaria.
Fuera de Cuba he presenciado a Premios Nacionales de Literatura pedir limosna a los organizadores de eventos internacionales, con el pretexto de que “Cuba es pobre”, por lo que asumen que sus almas también lo son, y entierran el orgullo y el decoro. La “revolución” de tanto que les pidió sacrificio, de las veces que los ha hecho arrastrarse para pedir perdón por palabras o acciones cometidas y que a los políticos no les agradaron, les hicieron perder la vergüenza. Habría que parafrasear al indio Hatuey, “si eso es la revolución, entonces prefiero no ser un revolucionario”.
Intelectuales que a pesar de no compartir sus posturas políticas se respetan, inconmensurables por su obra creativa, espiritual, y en muchos casos por su misión social. Pero asumen una actitud de silencio, a pesar de inferir que les duele en el alma ver cómo se pierde la riqueza cultural de la nación. El mismo Historiador de La Habana Vieja, el señor Eusebio Leal, que le ha devuelto al casco histórico el orgullo y el respeto que merece, calla ante el latrocinio del Gobierno. El gran poeta Roberto Fernández Retamar, Director de la Casa de las Américas, también hace silencio ante la depredación, y se irá de esta vida con las sangres en su alma de los jóvenes fusilados en el intento de fuga en una lancha. El Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el etnólogo y escritor Miguel Barnet, también se calla como ha sabido hacer siempre. Ellos, entre muchos, que son las voces respetables, debieran aunarse para defender los tesoros culturales de la nación.

¿Qué haremos con el yate Granma? ¿Lo hundimos en el mar?

¿Por qué el Gobierno de Cuba no prefiere vender el yate Granma? Sé de algunos que lo comprarían, para destruirlos o adorarlo, el destino de esa chalana sería de su elección. ¿Por qué no vender todas las pertenencias del argentino Ché Guevara? Tiene muchos fans en el mundo que comprarían sus armas y uniformes con desprendimiento económico. Que se deshagan de esos museos heroicos por toda la Isla, copados con sus materiales de guerra. ¡Podrían ser subastados…! Pero es que el egoísmo del régimen y la falta de respeto por la cultura ha sido constante. Se deshacen del arte porque lo subestiman, les molesta porque no refleja su épica o porque sus autores son homosexuales. Sólo lo ven como fuente de riqueza y, ante la crisis económica prefieren perder la nación que los símbolos que sustentan su ideología, su gran farsa y estafa. Y todo, ante el silencio cobarde de las voces llamadas a custodiarlas.
Ángel Santiesteban-Prats.

10 de diciembre de 2011

Fidel Castro: Culpable de asesinato a la nación cubana.





La dictadura cubana critica la posibilidad que brinda el gobierno de los E.U. al aceptar a los cubanos que cruzan el estrecho de la Florida en un intento por alcanzar sus sueños. Escriben extensos manifiestos para disfrazar la realidad de la Isla, y culpar a los que reciben el problema. Lo que significa mirar la consecuencia y olvidar la causa.
Por supuesto, ¿quién dentro de Cuba cuestionaría esa mirada obligada del problema? ¿Quién se atrevería a cuestionar la “causa”, cuando no lleva otro nombre que los hermanos Castro. ¿Qué han hecho con este país? ¿Dónde está lo logrado a costa del sacrificio de los inmolados bajo sus órdenes? ¿A cuánto asciende el precio de perdida humano y material en los últimos cincuenta años? ¿Por qué Fulgencio Batista ya no parece tan tirano? ¿Quién se encargó de superarlo, de ser más extremista y dictador? ¿Quién llenó las cárceles y fusiló a jóvenes insatisfechos, desesperados, a disidentes y todos los que se les opusieron? ¿A cuánto ascendía los años de prisión por intentar salir del país ilegalmente? Los sancionaban con la misma condena que le impusieron a Fidel Castro por asaltar el cuartel Moncada en Santiago de Cuba.
A mi Padrino en el año 1967 por recibir una carta de un primo que vivía en Miami, intentando convencerlo de que emigrara con ellos, y en la que le advertía a dónde podía llegar un gobierno comunista y totalitario como el de Fidel Castro, lo detuvieron y condenaron a diez años de cárcel que cumplió día a día, pues en la aduana le abrieron la carta sin que él nunca la recibiera. Cuando salió y me vio con casi once años, comenzó a llorar por todo el tiempo perdido injustamente. Se abrazó a mi madre y, suplicando con sus ademanes homosexuales, dijo que nunca más quería volver a ver a un hombre a su lado. Fueron diez años de ser usados por las bestias, le dijo a mi madre en medio del llanto.

¿Quién ha sido más dictador, Batista o Castro?

Sabemos, según la historia que ellos mismos nos contaron, que en el Gobierno de Batista se abusaba, torturaba y en secreto mataban a los jóvenes para luego dejarlos tirado al borde del camino. Lo que consideramos horrendo. Pero ¡acaso Fidel Castro no fusilaba ante la mirada del pueblo! Por solo mencionar a los jóvenes desesperados que intentaron robarse en la bahía de La Habana una lancha de pasajeros para llegar a Miami con el objetivo de trabajar, realizar sus sueños más urgentes que una “revolución” no supo asegurarles. Y que después de quedar varados en altamar por falta de combustible, y fueran remolcados por los Guardafronteras cubanos hasta la bahía de Mariel, y negociaran con las autoridades, que hablaban en nombre de Fidel Castro, los engañaron, luego de garantizarles que no les sucedería nada y, si se entregaban, a cambio recibirían un escarmiento mínimo.
Los propios acompañantes de la lancha, entre ellos extranjeros que dieron testimonios de que no fueron maltratados ni entendían que su vida estuviera en peligro en algún momento, aunque fueran tensos, y que pidieron indulgencia por los jóvenes…, sin embargo, fueron fusilados ante la mirada de Cuba y el mundo. Sin juicio previo. Horas después de la captura. Esperaron que las madres fueran a buscar ropa y aseo para cambiarlos, y sin haber llegados a sus casas fueron informadas que los habían fusilados por orden estricta del Consejo de Estado… Por supuesto, los cubanos mantuvieron el silencio, y algunos intelectuales y artistas quedaron con sus manos manchadas, tanto, que ni su propia poesía los va a salvar del infierno. Y todo por cobardes, por pensar en su propio bienestar. Y ahora repiten como papagayos que hubo que hacerlo porque existía una amenaza real de la Armada estadounidense de invadir a Cuba, por acabar con la práctica de violar el cielo y las aguas territoriales. Eso nunca ha sido comprobado. Pero si así fuera, tampoco es ni será admitido ese vil asesinato. No pensaron en sus hijos, en sus nietos. ¿Hubieran hecho lo mismo? Con seguridad, no.

La inteligencia al servicio de la mega-malignidad.

No podemos negar que Fidel Castro ha sido de una inteligencia poco común, lo único que la puso a su servicio personal, a sus propósitos familiares. Otros dirían que al servicio del Diablo. Pero ¿qué hubiese sucedido si Fidel Castro hubiera cumplido con lo que prometió desde la Sierra Maestra? Si hubiera cumplido todos aquellos sueños de una Cuba mejor, sin salirse de la democracia y los principios estatuidos por la civilización más avanzada. Quizá hasta se le hubiera aceptado, al estilo del Rey Juan Carlos de España, ser el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas de Cuba, pero sin intervenir en los asuntos de Estado. Sólo le hubiera correspondido la vigilancia de una revolución humana, destinada al mejoramiento de todos los cubanos, sin excepción de raza, credo, o filiación política.
Pero aquellos que tenemos un poco de sentido común, sabemos que Fidel Castro jamás se hubiera conformado con la vigilancia de los preceptos y derechos de la nación cubana. Él quería más. Siempre quiso más. De hecho, Cuba le quedó chiquita como la zapatilla de cristal a las hermanas de Cenicienta, y comenzó a buscar su expansión en otros continentes, tanto que se olvidó de Cuba. Nosotros solo fuimos el vehículo a sacrificar para sus mega-sueños, su mega-revolución, ser un mega-presidente, un mega-líder, a eso dedicó su vida, intentando embaucar en su embeleso con palabras de principios y ternura, engañar a otros y sumarlos a sus propósitos con frases patrióticas, heroicas, “internacionalistas.” Fidel ha ejercido como un gran mago de la palabra; siempre lo imagino soplando la flauta para hacer bailar a la serpiente, lo que en este caso, la serpiente está en el espejo, es su propia imagen la que baila con su propia interpretación, de ahí el gran truco que ha ejercido por más de medio siglo: “el encantamiento”.
Y muchos se durmieron con su encanto, y aún duermen, los menos, porque la mayoría finge dormir, pero no es más que el miedo lo que los mantiene aparentando el cumplimiento de las órdenes del Maga-dictador.
Ángel Santiesteban-Prats

1 de diciembre de 2011

Marabana: homenaje a Laura Pollán





La libertad cuesta muy cara,
y es necesario o resignarse a vivir sin ella,
o decidirse a comprarla por su precio.
José Martí

Correr siempre ha sido un gusto que me acompaña. Es el momento supremo donde confluyen la creación literaria, anhelos personales y la lucha política (si definitivamente así hay que llamarle a los criterios personales y al derecho a la determinación personal). Ese espacio en que el organismo revoluciona sus células, expulsa la grasa, la sangre fluye con velocidad y barre los residuos de colesterol y triglicéridos: lo llamaría el momento de oficina, donde se resuelven los planes de trabajo y se planifica el futuro. Cuando practicaba en el Martí, campo deportivo en G y Malecón, en el momento que rebasaba la curva frente al edificio de la Casa de las Américas, imaginaba cómo haría la noche de mi posible premiación. Quería tener una actitud irreverente, y en las otras tres cuartas partes de la pista, continuaba preparando la trama de alguna creación en la que estuviera inmerso.
El día que fui premiado, estaba la plana mayor de la oficialidad cultural subida sobre el estrado, y escalé con mis hijos tomados de cada mano; tuve el gusto de pasar por delante de ellos y dejarlos con la mano extendida. Todo ocurría ante dos mil personas que observaban con suma atención. Sólo recuerdo haberme acercado a un profesor universitario de la asignatura de historia que era jurado en el género de ensayo, y abrazarlo con admiración. Lo curioso es que recuerdo con más placer y nitidez el momento en que planifiqué todo aquello corriendo por la curva de la pista, que la noche de la premiación.
Ahora, cuando me disponía nuevamente a participar en la maratón de los 21 km, sentí que no debía hacerlo sólo por el placer que brinda el atletismo. Esa necesidad personal de ejercitarme debía ir más allá de mí, alcanzar otros propósitos colectivos (La libertad no es placer propio, es deber extenderla a los demás. José Martí). Necesitaba defender una causa nacional. Quería correr con un pulóver que dijera tantas cosas. Pensé en escribir la dirección de vocescubanas.com, GeneraciónY.com, que recordara la inmolación de Orlando Zapata, La primavera negra, algo alegórico a las Damas de Blanco, exactamente que dijera LIBERTAD, que defendiera a los blogueros, que denunciara el derecho libre de todos los cubanos a la internet, que criticara la censura, la potestad de agruparse a lo que cada cual considere más oportuno, necesario y justo. También que recordara la estampida de intelectuales cubanos que ahora andan dispersos por el mundo, y la de millones de cubanos que han huido de la miseria, del sacrificio en vano y la mala política de la familia Castro. En particular por los once balseros de mi barrio ahogados en días recientes por intentar alcanzar la Florida. Quería decir tantas cosas. Comprendí que un pulóver no me alcanzaría para todo lo que necesitaba denunciar.
Y llamé a Yoani Sánchez y acordamos vernos en su casa. Cuando le expliqué mi anhelo no respondió, solo después de escucharme, se levantó para ir a su habitación, cuando regresó venía con el pulóver de Laura Pollán en sus manos. Entonces comprendí que en esa imagen encerraba todo lo que necesitaba gritar, exigir, mostrar.
La abracé junto a Reinaldo y quedamos que el domingo a partir de las 7 am, ella estaría pendiente de lo que sucedería con mi persona.
El domingo casi no pude dormir. Una ansiedad, como cada año sucede en la noche del Marabana, me torturaba; pero en esta ocasión era diferente. Sentía una responsabilidad mayor, máxime que apenas tuve tiempo de prepararme para la competencia. A las cinco de la mañana ya estaba ejercitando los músculos. Pasé a recoger amigos, hermanos masones que estarían pendientes de mí en varios puntos distribuidos por el circuito.
El cartel con el número lo mantuve sobre la foto de Laura casi hasta la arrancada. No quería correr el riesgo de que en medio de la multitud me arrastraran fuera para impedírmelo. Dos minutos antes de de la señal de salida, bajé el cartel que exhibía el número y la foto de Laura Pollán alumbró como el Sol que es. Varios jóvenes de escuelas militares de inmediato se percataron de mi intención y corrieron la voz, pero ya era tarde, con el aviso del inicio de la competencia perdían la oportunidad de malograr mi plan. Y comenzó una carrera de emoción, los movimientos convulsos, una ola que va tomando fuerza y anuncia el peligro por los empujones de los que están detrás que quieren comenzar a correr, instantes donde existe la posibilidad de ir al suelo y ser pisoteado por una estampida semejante a la de caballos salvajes.
Al principio hay que estar atento de no pisar al de adelante, ni recibir una patada del que pugna detrás de ti. No dejarte llevar por el paso de los otros porque una mala estrategia pudiera sacarte de la competición, mantener el paso y la respiración es vital. Delante siempre van los profesionales, los integrantes de los equipos nacionales, de las escuelas deportivas, y algunos ingenuos mal situados que por lo general terminan tirados al borde de la calle con raspaduras en las rodillas, los codos y el rostro por los empujones. La salida es en el mismo Capitolio, luego bajamos por Prado y nos recordamos de niños subidos encima de los leones.
Dos kilómetros más adelante ya cada cual tiene su espacio. La entrada al malecón es el mejor de los regalos. El mar se abre inmenso, peligroso y no puedo olvidar a los once cubanos de la barriada de Luyanó que hace un mes se lanzaron al mar y desaparecieron.
Un organizador del evento que ve en mi pecho la foto de Laura pasa el aviso. Quince minutos después, una guagüita blanca con la puerta abierta y dos hombres con el torso inclinado, se acerca lentamente. Cuando me descubren le avisan al chofer para que mantenga la velocidad a mi paso. Temo que me halen hacia dentro del microbús y decido acercarme al margen pegado al muro del malecón y así impedir que puedan acercarse. Al comprender mi estrategia se van. Media hora después se acercan en el mismo microbús pero con una cámara digital, y se mantienen quince minutos tomando mi imagen con la foto de Laura en mi pecho. Vuelven a irse.
También calculé que por la derecha repartían las bolsas de agua y refrescos, y que sospechosamente se agrupaban varios hombres, por lo que existía también la posibilidad que me retuvieran. Entonces comencé a correr en forma de S, para huirle al microbús y a los puntos de entrega de agua. Yoani Sánchez me llamó para saber cómo iba mi estado de ánimo y mi seguridad. Todo bien hasta ahora, le respondí. “Creo que no van a molestarte”, me dijo. “Dale muchacho, fuerza y hasta la meta. Estoy aquí al tanto. Sabes, que la cábala es sorprendente, vi una foto tuya que subieron en internet, y el número que llevas en el pecho, casualmente, es el año de nacimiento de Laura Pollán (13-2-1948). Suerte”. No supe qué responderle. Me parecía increíble que su propio espíritu lo hubiera elegido.
Al llegar al restaurante 1830, dejamos de ver el mar porque se comienza a entrar en la ciudad. Subimos la loma de la calle 12 del Vedado, que es la primera gran prueba de resistencia. Cuando rebasé la calle Línea, descubrí un operativo que intentaban ocultar, intentaban fingir que no me esperaban y no querían reparar en mí, pero a la vez, no podían ocultar la importancia o preocupación que les causaba. Miré dos veces atrás. Me había parecido que tenían algo ideado y pensé que lo habrían abortado por la cantidad de personas que se encontraban en la intercepción. Pero cien metros más arriba, justo en la posta de 13, la calle donde vivía Celia Sánchez y donde continúa residiendo la guardia personal de los hermanos Castro, descubrí que me estaban esperando. Entonces, asustado y con las fuerzas disminuidas, saqué el celular para fingir que estaba conversando mientras me acercaba a dos maratonistas canadienses que corrían cerca de mí y que los mantuve cerca por si intentaban algo. Tuve miedo, por supuesto. Pero nunca tuve otra opción, saber eso al menos era un aliciente. Se notaban indecisos, esperando una orden que les indicara el comienzo de la acción. Como continué simulando que hablaba por el celular, subí el tono de la voz, diciendo que todo estaba tranquilo, que me encontraba subiendo la loma de 12 y 13, justo en posta de unos de los cuarteles del Presidente.
Fue el minuto de más tensión en mi vida. Me dejaron seguir de largo. Pero el temor de que al bajar la velocidad sirviera para retenerme con más facilidad, me hizo mantener el paso de ascenso, algo que después de todo les agradezco. Desde ese momento una moto se mantuvo detrás de mí. Y doblamos por la calle 23, allí estaban esperando al pie de la guagüita con la cámara en mano. Me alejé unos metros. Y al llegar a Jalisco Park se hicieron los 10 km, gran parte de corredores se quedaron en ese punto al cumplir con la distancia de inscripción. Me llamó Manuel Fernández desde Madrid para decirme “hermano estamos al tanto de lo que pueda ocurrirte, no estás solo”. Mi hermana Mary llamó desde Miami asustada porque lo que podría sucederme. Nada peor que vivir sin libertad, le respondí.
Seguimos por 23 a buscar la calle 26, allí doblamos hacia la Ciudad Deportiva. A esa parte del circuito los maratonistas le pusieron el “cachumbambé”, por las múltiples curvas y lomas. A partir de ese momento una ambulancia se mantuvo cerca de mí, desde su interior varios hombres me miraban y sonreían con cinismo. Yo los ignoraba. La moto se mantenía detrás.
Al comenzar el ascenso de la loma del zoológico las piernas empezaron a flaquearme por primera vez. Un dolor subió desde el tobillo como si me estuvieran introduciendo un tornillo a sangre fría. Tuve vergüenza de no poder lograrlo. Y una voz me dijo: “No flaquees que el espíritu de Laura está contigo. Déjate llevar que ella te va a cargar hasta la meta”. Miré, y era un dulce anciano que hubiera querido saludar. Intenté mostrarle una sonrisa pero no sé si lo logré. Sólo recuerdo que las fuerzas aparecieron, y el tornillo en el tobillo comenzó a retroceder. Y sentí un himno dentro de mí. Imaginé a Laura Pollán caminando a mi lado con su gladiolo pegado al pecho. Los ojos se me pusieron llorosos. Y esa fuerza continuó surgiendo desde lo más profundo de mi ser, una explosión de luces pugnaba en mis venas. Las piernas volvieron a estirarse, los músculos se relajaron, y un organizador me dijo cuando pasaba por la Calzada del Cerro y 26 que llevaba buen paso.
En los siguientes segmentos de la carrera, varios “civiles” con cara de segurosos aguardaban en las aceras, y algunos tomaron testimonio desde sus cámaras fotográficas o celulares. El asedio de la guagüita fue más esporádico. Cuando llegamos a Carlos III me sentí en la meta, aunque aún faltaran unos pocos kilómetros. Varios amigos me llamaron preocupados y solidarios desde Miami, entre ellos los escritores Daniel Morales, Zilma desde España, Gume Pacheco, Torralbas, Amir desde Panamá, Lilo Vilaplana lo hizo desde Colombia para gritarme que estaba orgulloso de mí, de ser mi hermano.
Al pasar por el edificio de la Gran Logia me saludaron algunos masones que no comprendían qué hacía yo inmerso en aquel desgaste mientras ocurría momentos trascendentales en la historia de la Institución. Levanté el brazo feliz en señal de festejo.
Al bajar por la calle Reina una mujer me dijo que Laura se veía más linda que nunca. La palpé y el pulóver que estaba completamente mojado. Seguí el descenso y mi bombillo de energía personal parpadeaba. El Parque de la Fraternidad me pareció hermoso como nunca antes. “Vamos que ya llegaste”, me gritaban. “Dale que la trajiste como a la Caridad del Cobre, la virgen mambisa”, dijo otro. Algunos me felicitaban. Y todo eso me reconfortaba. Aunque quedaba la preocupación del final, si me estaban esperando para detenerme, pero sinceramente ya eso no me importaba. Llegar significaba que el susto ya había pasado. Mi cuerpo no vale nada, menos después de correr una distancia de 21 km. Desde Radio Martí me hicieron una pregunta, y aún tuve fuerzas de expresar que le hacía un homenaje a Laura Pollán, intentaba ser un grito de CUBA LIBRE.
Los últimos metros son los peores. La emoción imaginada se frustra por el cansancio. Al rebasar la meta un médico me pregunta si necesito asistencia. Niego. Me entregan la medalla. Y me dicen que entre por un pasillo oscuro que cruza la Polivalente Kid Chocolate. Hago como que voy a entrar y atravieso el pasillo del cine Payret y escapo.
Mis amigos me esperaban. Nos sentamos en el Parque Central, a los pies de José Martí y leí el texto que guardaba en mi bolsillo:


Hijo de Cuba soy, a ella me liga
un destino potente, incontrastable;
con ella voy: forzoso es que la siga
por una senda horrible o agradable

Con ella voy sin rémora ni traba,
ya muerda el yugo o la venganza vibre.
Con ella iré mientras la llore esclava,
con ella iré cuando la cante libre.

José Jacinto Milanés
(Carta enderezo de José Jacinto Milanés al poeta mexicano Ignacio Rodríguez Galván).




Nota no tan al margen:



Desde el mismo domingo del maratón, en horas de la tarde, la Seguridad del Estado visitó mi vivienda. Pero hace dos años que decidí abandonarla, desde que comenzaron los primeros “actos de repudio” frente a mi casa, busqué cobijo en espacios diferentes, soy un itinerante con laptop y cepillo de dientes. Desde entonces nunca duermo una semana en el mismo lugar. Siempre que me citan o detienen insisten en el lugar exacto donde pernocto. Y les enseño la dirección de mi carné de identidad. Luego del domingo han ido buscándome a casa de mi pareja y otros dos lugares que generalmente visito. Hasta ahora no han podido encontrarme. Antes que me detengan al menos necesito terminar algunos post para repudiar al régimen y desenmascarar su atroz dictadura.
Pero no sufran por la noticia, nunca he sido más feliz.
Ángel Santiesteban-Prats.

23 de noviembre de 2011

Línea de producción de androides cubanos



La Televisión Cubana posee, en su horrible horario estelar, otro programa de noticias manipuladas proveniente de Telesur, con un ideólogo-manipulador-agente-“periodista” venezolano, Walter Martínez, que ha olvidado la ética y la primera razón del reportero: respetar la noticia sin agregar su criterio personal que, en todas las ocasiones, va ligado a la ideología que representa y le paga y, por ende, al interés particular (como un pirata sin garfio aparece todas las noches en las pantallas cubanas oliendo los traseros de Chávez y Castro). Habría que preguntar a cuánto asciende su ganancia monetaria en este asunto, y el beneficio publicitario que recibe por parte del presidente de su país, por prestar su rostro y desvergüenza en defender un socialismo que, ya sea del siglo XX o XXI, porque es la misma estafa, como un virus, arruina la economía de nuestras naciones, y si los venezolanos quieren estar seguros, que se den una vuelta por la Isla, pero no por esos hospitales-hoteles que les facilitan para sus tratamientos, de los cuales no tengo nada en contra, ni mucho menos de sanar a un ser humano del país que sea, pero sí del uso mediático con que luego son usados, y, que salgan a las calles, visiten viviendas, hospitales prácticamente en ruinas, sin médicos, sin medicinas, ni utensilios quirúrgicos, etc.
Como si fuera poco para el pueblo cubano, en el intento de educarnos a través de varias generaciones como autómatas, recordemos que existen decenas de programas que a diario van acomodando la noticia oficialista escogida por la censura política, con idéntica redacción para todos los medios de información, y se va repitiendo como una tortura por el resto de nuestra existencia. Con dos horas diarias, el despliegue de la mejor tecnología que poseen y de los más altos gastos de producción, la inadvertida Mesa Redonda, que se ocupa de construir una anti-lógica militarizada, de atacar a todo lo que huela a capitalismo, su plato fuerte es los Estados Unidos, luego los Presidentes de derecha, antes fue Aznar, ahora Sarkosy, Berluscononi, entre tantos, y a la vez defender a los Presidentes Latinoamericanos que se han aliado a Chávez. A eso hay que agregarle los tres noticieros, los reyes de la desinformación mediática que también se ocupan de justificar los desastres internacionales de sus pares ideológicos. La ineptitud y desmanes de la pésima administración de los hermanos Castro ante la economía nacional enflaquecida por medio siglo. Los constantes noticieros radiales. El famoso Radio Reloj, que entre minuto y minuto cuelgan las noticias manipuladas más increíbles e injustificadas. La prensa escrita, con leerte una de ellas de seis hojas ya es como si se hubieran leído las demás. El Diario Juventud Rebelde, que no es más que el Diario de los Vejetes en Rebeldía que se encuentran en el poder. La publicación de Trabajadores, que no es otra cosa que la voz de la traición de la clase obrera cubana, al servicio de los amos tiranos. Agréguenle el órgano impreso del Partido Comunista de Cuba (y el único), que es la madre de las noticias, que escoge y decide qué debe conocer la población de Cuba. La Revista Bohemia, que ni en los peores momentos de dictaduras pasadas fue sumisa ni oficialista. Los periódicos provinciales regidos y vigilados por los comunistas de los Partidos territoriales. Los boletines digitales de noticias, también como papagayos copiando lo aceptado por las instancias políticas superiores.
Es como si nos pusieran altavoces en los oídos y nos gritaran una vez tras otra lo que debemos pensar, memorizar y ejecutar, y, como ejercicio del hastío, comiencen a contar del 1 al 53, los años de dictadura, para que corroboren lo vacío que luce ese espacio. Y como si fuera poco, aparece este Don Oficialista Walter Martínez, y a cada imagen, escogida también por su censura, nos da las noticias masticadas, subestimando la inteligencia de los espectadores y lo único que logra garantizar es tener el peor programa de noticias jamás visto ni siquiera en la República “Democrática” de Corea del Norte. Reportero que no hace silencio ni por un minuto, con aires de sabelotodo o dios omnipotente, se va ocupando de colgar carteles, apodos, con la ironía constante que siempre rema hacia el beneficio de su orilla chavista y castrista; que en el pasado viniera a Cuba a grabarle una entrevista a Fidel Castro, que no fue otra cosa que una Oda al anciano Comandante, un coro de críticas a sus enemigos políticos, una mamada al caudillo mayor. Lo único que ha logrado este señor, es que en Cuba se practique nuevamente el cine mudo. Los espectadores, con el volumen en el mínimo, garantizan eliminar la interrupción de su voz sumisa y así poder disfrutar de las imágenes que el Gobierno Cubano censura en los noticieros nacionales. Lo que no conoce, o quizá sí sabe y no le importa, es que también su programa es revisado y editado antes de salir al aire, que después de la censura, en Cuba hay otra más refinada donde él, por momentos, parece demasiado “periodista” y pregonero al servicio del enemigo. Ni siquiera él, un vocero oficial de ambos Estados, ha salido ileso de la arrogante y extremista ideología fidelista.
Y como acostumbra el vocero Walter Martínez, cuando finaliza su farsa periodística y dice “disponga usted de las cámaras, señor Director”, y se retira, ante la atmósfera oscura que va captando la cámara, y su imagen, con la marcialidad del frustrado oficial que le gustaría haber sido, recorre el pasillo para acercarse a la pantalla como símbolo de la pesadilla y el peligro que representa, y luego, con impudicia y cinismo mayor, hace el saludo militar ante la cámara que reafirma lo que ya sabemos, que está al servicio de las cúpulas castrenses de Venezuela y Cuba.
Un día, estoy seguro que muy cercano, usted señor Walter, perderá los beneficios con que ha sido comprado, y ojala que no se encuentre en las nóminas que reparte los cheques a los sabuesos.

Ángel Santiesteban-Prats

16 de noviembre de 2011

Pequeña memoria de la estafa gubernamental




Lo último que ha podido subsistir del patrimonio de los cubanos es la vivienda, debido a la voluntad totalitaria Fidel Castro, que dispuso por más de cincuenta años que todo era de su propiedad y solo él decidía qué era de quién y cuándo dejaba de serlo. Por suerte o por desgracia, el hogar es lo único que no se permitió sacrificar para sobrevivir la debacle por más de cincuenta años. Pronto aquella prohibición de venta de los bienes y raíces, quedará en el recuerdo.
A la población cubana, en la década del ochenta, se les despojó de las joyas heredadas de sus ancestros; ancianas que, por satisfacer a sus hijos y nietos y aliviarles la extrema pobreza, entregaron sus alhajas a cambio de unos billetes “chavitos”, que sólo tenían valor en una tienda dispuesta para la ocasión, donde los precios de los artículos eran irrisorios. Y todo funcionaba como un robo porque no existían otras tiendas donde pudieran obtenerse esos productos que no tenían nada de especial, que no fuera la ocasión de adquirirlos.
En aquellos tiempos poseer dólares era penalizado con sanciones de años de cárcel. La población enfrentaba el engranaje perfecto de un chantaje gubernamental que dejaba muy mal situada, ante los familiares, a aquellos dueños de las heredades que se negaban a perder el sacrificio y la memoria de sus antepasados. Al final, las ancianas que entregaron hasta sus anillos de compromiso, reliquia que exhibían en sus manos como vitrina de profundos sentimientos, lo hicieron con una mezcla de dolor y satisfacción por complacer a sus familias, pero les quedó la percepción que fueron timadas al igual que los indios a la llegada de los españoles, cuando intercambiaron las pepitas de oro por vidrios de colores.
El Estado también les compró sus jarrones de porcelana, plata y oro, los cuadros de pintores que sus antepasados colgaron para admirar en sus paredes, muebles de estilo. Riquezas que fueron a las arcas de los políticos o de sus familias y duermen en cajas de seguridad en bancos extranjeros. Quito lo del holocausto a los judíos porque se me hace un exceso, aquello fue por la fuerza y les sacaban hasta los dientes de oro.



Un pueblo como la caña: exprimido


La sociedad cubana ha sido saqueada espiritual y materialmente como la caña, que en múltiples ocasiones es pasada por el trapiche y pierde la consistencia, se deshace en bagazo y polvo. Lo doloroso es que todo ocurre bajo el silencio total, égida y complicidad de los funcionarios e intelectuales cubanos que se ahorraron los comentarios por el miedo que siempre les acompaña en su alma artística. Callaron ante el gran robo que significó aquel cambio de joyas por panes. Una vez no cumplieron aquel papel tan cacareado de que el intelectual es la voz de la sociedad, su abogado defensor, la memoria viva. Pero prefirieron darle la espalda al pueblo y a la historia que los recogerá en su justa medida.
Pero las circunstancias han cambiado tanto para la cúpula gobernante, que no le ha quedado más opción que revisar sus medidas extremistas y abrir el banderín, siempre en aras de su beneficio, olvidando los repetidos y extensos discursos que aseguraban que “la propiedad privada jamás regresaría a Cuba”. ¿Se han preguntado cuánto dolor debe causarle a Fidel Castro ver como se le desvanece en vida todo el castillo de naipe que nos obligó a visualizar, a creerlo como si fuera cierto y lo hubiéramos palpado? ¿Qué debe estar sucediendo y qué planes tienen que han comenzado a devolver algunas pequeñas libertades que antes quitaron y que les hace sentir que pierden su apreciado “poder”? Con seguridad es la misma sensación de impotencia de los amos cuando obligados vieron partir a sus esclavos libertos. Porque no debemos engañarnos, ninguna medida de este Gobierno jamás será para mejorar al pueblo, ni siquiera para devolver las libertades y derechos que le corresponden al ser humano.


El derecho de nacer… ¿en el lugar equivocado?

Por estos días se ha aprobado la venta de casas, algo que ya se venía pregonando. Pero hace más de un año también, como por “casualidad”, comenzaron en Cuba, después de cincuenta años de inmovilismo, a actualizar los Registros de la Propiedad. Todo se ha hecho con la mayor urgencia. Ha sido un llamado obligatorio a las empresas estatales, y de ineludible gestión de los ciudadanos para cualquier trámite con su vivienda. En cada municipio se han abierto las oficinas para asentar en los libros al propietario actual. Un movimiento con la mayor premura y presión. Saben que el tiempo se les acaba. Para ello se han entregado los locales para dichas oficinas, impartidos pequeños cursos de adiestramiento, impreso modelos que en la marcha han corregido, entrega de computadoras, archivos y material de oficina. Las visitas del Director Provincial de Justicia, y de los funcionarios políticos, es constante. Ellos también son presionados a otras instancias. Tienen que responder a cuánto asciende lo registrado a partir que se recibió la orden. El primero que comenzó la tarea, desde sus funciones como Presidente del Gobierno (Alcalde de La Habana), Juan Contino Aslan (que en paz descanse su pequeño poder), fue relevado del cargo, hasta ahora en “plan piyama” (dicen que por hacer lo mismo que sus antecesores y modelos políticos, entregar casas a sus amantes).
El Gobierno de Cuba no hace ningún movimiento que no le resulte una compensación. Pero en este caso, toda la parafernalia nos lleva a que la verdadera intención es la de recoger las antiguas propiedades pertenecientes a los viejos propietarios que abandonaron el país o fallecieron en Cuba.
El objetivo es borrar el pasado. Cuando el Estado obtenga en su poder todas las viejas propiedades, las harán desaparecer y, ante el Registro, solo quedarán las propiedades actualizadas. Ningún propietario “nacionalizado” a partir del 1959, ni sus herederos, podrán reclamar algo que no existe ni pueden probar documentalmente.
Quizá algunos se hayan llevado las propiedades al exilio, pero fueron los menos. Y podría creerse que es un gesto loable de los Castro para asegurarles a los cubanos que no serán echados a la calle cuando el inevitable cambio político asome; pero eso sería una ingenuidad. La razón real es que el grupo de poder intenta esconder sus propiedades familiares, que fueron confiscadas o inventariadas después de la partida de sus propietarios originales. Dentro de la gran montaña de movimiento de papeles que conllevan dichas inscripciones se perderán las personales. De paso, asegurarles a sus generales y acólitos que tampoco perderán sus intervenidas posesiones que les entregaron cuando llegaron al poder.


El país que se desangra

Los cubanos, en este carnaval de pequeñas libertades desconocidas, en su desesperación de cambiar su realidad, en el anhelo de hacer cumplir algunos sueños, sobre todo el de emigrar, podrían vender sus hogares. Los que desean quedarse en la isla, piensan en lo inmediato, que el dinero resolverá todas sus necesidades de prioridad: comer, vestir y dormir sin la tortura de no saber qué comerán al día siguiente. El Gobierno ya se ha encargado de advertir que “no se responsabiliza por las malas decisiones de los propietarios y luego de gastar el dinero terminen en viviendas en mal estado y les ocurran derrumbes, o se vean errantes sin un techo donde cobijarse".
Una vez más, nos preguntamos qué función tuvo esta supuesta revolución, qué se supone que se hizo para garantizarle al pueblo una vida segura con igualdad de derechos. ¿Qué ganamos por padecer una dictadura por más de cincuenta años si al término nos encontramos vendiendo lo único que poseemos, o mejor dicho, fue lo único que pudimos guardar? Y lo peor, que un Estado “socialista”, se desentiende de su pueblo, que fue su único estandarte y justificación en esta larga marcha de agonía.


El saco del Comandante


De niño pensábamos que el “coco” vendría por nosotros, por nuestro cuerpo, venía a recogernos por no comernos toda la papa (entiéndase boniato), o por no acostarnos temprano. Luego de crecer sabemos que el hombre del saco sí pasó por nuestras vidas, y se llevó en su fardo más que las riquezas y pertenencias familiares, las vidas y los sueños de mis abuelos, padres, hermanos, amigos, las mías a las que aún me aferro con las uñas y los dientes para que no sean arrebatadas, y ya manipula la de mis hijos y ahorita, si se lo permitimos, la de los nietos.
El Estado cubano, por más de medio siglo, se ha detenido frente al monstruo del “capitalismo” que describía en crítica constante, niños que asustaba conque “viene el coco”, y ha sido tanto su estudio minucioso del original, que por reflejo ahora se ha convertido en su imagen, “el hombre del saco que viene a llevarnos”, así nos asusta con el capitalismo la propaganda comunista.
Los cubanos hemos sido estafados. El Estado socialista lentamente va cediendo las ideas con que quiso eternizar la dictadura, un franco retroceso al capitalismo. Con las diferencias que ahora se estará más desprotegido porque no se tiene el conocimiento ni la infraestructura familiar ni social, para enfrentar y sostener una vida con dignidad.
La gran diferencia radica en quiénes son los únicos ganadores del cuantioso sacrificio de millones de cubanos en este más de medio siglo. La familia Castro vive en mansiones lujosas, poseen varios autos, yates, viajes constantes, negocios prósperos, fortunas y propiedades en otros países, en definitiva, disfrutan de una entrada económica que les permite vivir como millonarios.
El principio del siglo XXI ha comenzado a ser su final. Intuyen que se les acaba el tiempo. Lo único que no saben es cómo y qué idear para que su familia mantenga su estatus y riquezas, y asegurar, por supuesto, que luego no sean devueltas al pueblo cubano.
Mientras prolongan las estrategias de ventajas usureras de los gobernantes Castro, los sueños de los cubanos de libertad y próspera economía, se aplazan, continúan en plena postergación.

Ángel Santiesteban Prats

9 de noviembre de 2011

La matemática de los Dictadores







¿Qué misterio encierra el “poder” de los tiranos, que la obsesión de conservarlo los conduce a sacrificar a su pueblo, a su familia y a su propia vida?.. Disfrazan su obstinación con ideales, que exigen sacrificios constantes, con los que ha engañado y que no persigue otra intención real que seguir siendo el “mandatario” de la nación. Todos los dictadores coinciden en estructuras de gobiernos totalitarios, donde la democracia es asfixiada para que ni siquiera se recuerden las elecciones justas, las que sin dudas causarían la pérdida de sus regímenes.
Cuando comenzaron las revueltas en Libia, percibí cuál sería el desenlace del dictador Muammar Gaddafi, aunque lo imaginé con la variante legal con que fue condenado el absolutista Sadam Hussein. Los caudillos, luego de apropiarse del poder, ejecutan a los que se le oponen, y lo hacen decididos a todo por mantenerse como líderes.
La historia ha demostrado que no se puede contener a un pueblo en rebeldía. No se consigue mentir y atemorizar a varias generaciones sin recibir el castigo por ello. Ninguna maquinaría política y represiva, ni siquiera la cubana, la que considero la más efectiva de cuantas han existido, podrá contener el derecho de libertad de todos los cubanos.
Fidel Castro ha vivido como un Rey que le exige a sus súbditos el sacrificio de sus vidas. Varias generaciones en pleno siglo XX le dedicaron sus existencias como rituales donde se ofrecen inmolaciones humanas al dios supremo. Vidas perdidas que no recibieron nada a cambio. Tampoco sus hijos y nietos han comprendido para qué fueron ofrendados. Entienden que fueron engañados, mártires en vano que no lograron cambiar ni mejorar el presente ni el futuro.
Fidel Castro sabe que el tiempo de vida que le resta ya no es “importante”, si calculamos que lo logrado en sus años de vida plena y vital, no ha sido suficiente para recordarlo como un pasado feliz (entiéndase “importante”, a su probada incapacidad de aporte a la maltrecha economía o a la democracia). Nada de lo que le prometió a mi abuelo, luego a mi padre, que también intentó hacerlo conmigo, con mis hijos, y si se lo permitimos ahorita con mis nietos, ha podido cumplir. Los ideales son para fortalecer a los pueblos, no viceversa. Las ideologías no pueden devorarse un país. Y esa fue la gran falsa de Fidel Castro, su gran estafa.
Su hermano Raúl Castro, ahora Presidente de la nación por designación de la dinastía, que comprende que su presencia es como una parada de un ómnibus que en breve continuará su ruta, después de medio siglo de dictadura, trata de retardar lo más que pueda una evolución natural de la sociedad que los expulsará del poder. Pretende volver a engañarnos con la inalcanzable zanahoria, falsas estrategias políticas, que no son otra cosa que diques que pretenden contener la fuerza de las aguas que golpean la férrea compuerta que nos cierra el paso al futuro, al desarrollo social, intelectual y económico. Su impericia política nos deja el mal sabor de hacernos sentir subestimados.
Lo lamentable es que existen las probabilidades de pérdidas de vidas humanas. Lo asombroso es que los hermanos Castro lo saben, como lo supo Hussein y Gadafi, y no harán nada por evitarlo. Llegaron al poder violentamente, y saldrán de allí en un baño de sangre semejante al que cometieron en 1959. Desgraciadamente el color rojo con que mancharon las calles y la historia de su país será, igual que en su llegada, así también en su partida.
Aún me queda una esperanza, que razonen y piensen en sus descendientes. Dicen que a los nietos se aman más que a los hijos. Fidel nunca ha sido afectuoso ni siquiera con sus hijos (dicho por ellos mismos), entonces ¿por qué va ha serlo con sus nietos? Su egoísmo no le da espacio a pensar en otro ser que no sea él. Pero en cambio, Raúl Castro es conocido por su apego filiar. Sabemos que de alguna manera ha logrado situar a sus vástagos en varios países. Se podría interpretar como una opción de fuga, o de al menos un intento de salvar a su descendencia, por lo que sospecho que ellos también esperan alguna revuelta.
Debemos hacer consciente a los hermanos Castro y al resto de su linaje, que si definitivamente deciden aferrarse al poder y provocan una guerra civil, exponen las vidas de sus descendientes. Dejarán un rencor en esta tierra que no permitirá compartir nada con su prole. Sus cuentas bancarias y propiedades serán congeladas y su valor devuelto a las arcas del Estado, cuyos dirigentes, para ese entonces, serán elegidos democráticamente.
Por expresiones que ha hecho el mismo Fidel Castro, exactamente recuerdo una con mucha nitidez, cuando apresaron en Inglaterra al dictador Pinochet. En aquel momento reveló que él siempre viajaba con una granada para evitar ser capturado con vida. Sabido es que cuando llega el momento, por lo general tiemblan las manos (y no es precisamente por Alzheimer), ya lo vimos con Hussein y Gadafi, influenciados por culturas más propensas al suicidio, que no tuvieron el valor de pegarse un disparo, ni siquiera masticar una capsula de cianuro; suponemos que Fidel Castro tampoco tendrá el valor de hacer saltar la espoleta de la granada; y quizás, después de evitar el linchamiento popular, los hermanos enfrenten un proceso jurídico, observado y asesorado por un Tribunal Internacional, donde no se dignifiquen sus días finales. Parafraseando a José Martí, valdría la pena decir que “los hombres no miran de qué lado se vive mejor, sino de qué lado se muere mejor”.
Como oímos desde niño que: guerra avisada no mata soldados; ya va siendo tiempo de que los gobernantes Castros y su séquito, después de resignarse a abandonar el poder, se sienten a sumar y restar las posibilidades inteligentes de un desenlace pacífico; para que por fin, ayudados por el Gran Arquitecto Del Universo, todos los cubanos tengamos, por primera vez y por siempre, una república con progresivo desarrollo cívico y democrático.
Dios nos asista y nos auxilie en este empeño.

Ángel Santiesteban-Prats

2 de noviembre de 2011

El destino de los talibanes cubanos.








Leyendo el libro de Carlos Alberto Montaner: Conversación en los funerales del Comandante. ¿Qué ocurrirá tras la muerte de Fidel Castro?, desde las primeras páginas pude reconocer una realidad que fue vaticinada por el autor varios años antes de que sucediera.
¿Quién podría haber pronosticado que Carlos Lage, el “mayordomo” de Palacio, que desde su juventud dedicó sus denodados esfuerzos a cumplir sumisamente con toda injusticia y política maquiavélica de Estado que se le ocurría a Fidel Castro, sería defenestrado de manera tan humillante y burlesca? Sólo un conocedor de la sicología e ideología de un dictador como Montaner pudo, casi profetizar, tamaña locura sin que tuviera que esperar el entierro del “líder”. Apenas unos meses después que llegara Raúl Castro al poder, se cumplió el vaticinio del autor, y Lage fue expulsado indecorosamente de la élite del Gobierno. Y, semanas después, a pleno medio día, con más de 34º C, pude ver a nuestro personaje, alguien diría “arrojado a los leones”, caminando, casi con asfixia, por la Plaza Roja de la Víbora (miren ustedes que ironía el nombre del lugar). Era uno más en la muchedumbre. Su camisa a cuadros, de marca elegante y costosa, estaba completamente sudada… Aún no sé definir si fue lástima o satisfacción lo que sentí por aquel evaporado “grano de sal”.
Siempre me he preguntado cómo Fidel Castro se olvidó de unos jóvenes que él mismo concibió, y que después no pudo soportar. Algunos eran niños cuando llegaron a sus manos y, como alfarero, los formó a su imagen y semejanza. Les resultaron aborrecibles, sin decoros, con falta de humanidad, y, ante sus ojos, se parecían tanto a él que se convirtieron en iguales de peligrosos. Los hermanos gemelos Tony y Patricio La Guardia, en el año 59 eran jóvenes que no sobrepasaban los veinte años. Él los hizo tal y como fueron, eficientes Generales de sus cuerpos élites. Y luego a uno de ellos lo fusiló y al otro lo hizo cumplir varios años de cárcel. ¿Qué pensarían de Fidel Castro los padres biológicos de Tony y Patricio, quienes les confiaron sus hijos sanos de mentes y corazones? ¿Cuánto dolor habrán padecido esos padres al sobrevivir a la muerte de uno de ellos y soportar la humillante cárcel del otro?
Eso me hace recordar la anécdota que cuenta el Comandante Benigno, de aquel joven de catorce años que una pareja de campesinos le entregaran a Fidel una noche que visitó su bohío, allá en el más profundo paraje de la Sierra Maestra. “Se lo damos, le dijeron aquellos ancianos, porque es nuestro único tesoro, lo concebimos en la vejez y no queremos que el ejército de Batista lo aliste a la fuerza y nos lo mate.” Pero quizá más valía malo conocido que bueno por conocer.
Fidel se lo entregó a Camilo Cienfuegos que iba con él aquella errada noche para los ancianos, y para el joven, por supuesto. Poco tiempo después, una madrugada, el adolescente robó una lata de leche condensada. Al ser descubierto, Camilo le envía un mensaje a Fidel pidiéndole un consejo sobre qué correctivo imponerle. Y Fidel le respondió tajante: “fusílalo”. Camilo, sorprendido, le vuelve a enviar otro mensaje diciéndole que es el joven entregado por los ancianos, y que robó una lata de leche condensada. Y Fidel, con ese impulso gélido que lo caracteriza le vuelve a responder: “Ya te dije que lo fusilaras”.
Las preguntas son mi gran tortura porque siempre quiero entender a los demás, aunque no comparta sus sentimientos ni sus actos. Pero ¿no fue un acto de cobardía de Camilo Cienfuegos ejecutar la orden cuando él no compartía el criterio, máxime que estamos hablando de la vida de un adolescente? Y en cambio, cuenta Benigno, el Comandante Camilo se ocultó en las letrinas para no presenciar el fusilamiento. Tal vez el lugar que encontró en aquel momento fue el más adecuado a sus sentimientos.
Pero volvamos al libro de profecías de Carlos Alberto Montaner. Para ser cautico, pronosticó que, una vez desaparecido Fidel Castro, el “Grupo de apoyo al Comandante”, tendría que hacer una alianza para sobrevivir, ya que su peso político se desvanecería, pues apenas tenían anclaje en las Instituciones.

¿Y qué sucedió con los jóvenes “talibanes”?

Raúl Castro, sin dar tiempo a que la ausencia del hermano diera paso a esa “alianza” política, los cazó uno a uno y los fue deponiendo y expulsando indecorosamente como piedras en el zapato: Felipe Pérez Roque, Otto Rivera, Hassan Pérez, Juan Contino Aslan y Carlos Manuel Valenciaga. Y como no podía ignorar al Ministro de Cultura Abel Prieto, le suprimió el poder político, para mantenerlo como “domador de leones”, frente al conflictivo y volátil sector intelectual, quizás hasta que encuentre a la persona idónea para sustituirlo. Y si miramos más atrás, comprenderemos que ha sido un proceso de continúa defecación política: José Luis Rodríguez, sancionado a varios años de prisión, Roberto Robaina, que provenía del la FEU y la UJC, y quien fuera Ministro de Relaciones Exteriores. Humberto Rodríguez, Presidente del INDER. El General Abrantes, cuya muerte en prisión aún es un misterio por esclarecer. No olvidemos al General Ochoa, “Héroe de Cuba”, al que también le hizo morder la pólvora en el paredón de fusilamiento.
Al final, sus séquitos no han sido más que títeres que exponen la imagen y sacrifican sus cuerpos, sus manos cumplen el designio del cerebro que las maneja, el que realmente traza la política y obtiene los beneficios.
Tan cierto es que esos nombres ocuparon por años los espacios mediáticos de la oficialidad, como que hoy nadie los recuerda. Ese es el pago por ser parte del Gobierno, sin hacer respetar sus criterios, ni mucho menos lograr que prevalecieran ante cualquier especulación errada del Comandante u otro de la cúpula sagrada del Gobierno, y que el pueblo los identificara como defensores de su estándar de vida. Sólo cumplieron ordenes, jamás lograron sus sueños políticos, salvo chupar la teta del poder y aceptar cien por ciento todo lo sugerido por el Máximo Líder. La historia recogerá, en algún momento, a esa caterva de talibanes como parte del engranaje diabólico del sistema imperante en la Isla.

¿Qué queda de los viejos Comandantes?

Cómo diría mi vecino: “sólo los cascos y las malas ideas”. O como escribe en su libro Carlos Alberto Montaner, “Ancianos y achacosos, atados a la antigua leyenda de la Sierra Maestra”. Algunos de ellos, los que aún se mantienen respirando en esa muerte aceptada, resignados a consumir los beneficios de la revolución, asisten a los actos oficiales para dar una imagen de falsa unidad. A cambio seguirán viviendo como millonarios en un país sumergido en la mayor pobreza de su historia. Ante los ojos del pueblo viven en suntuosas casas, que por cierto, ni siquiera tuvieron el decoro de construirse, se pasean en yates de recreo, comprados en el mercado internacional con el dinero del pueblo, o confiscados a traficantes de drogas que entraron en las aguas cubanas. Muchos de estos personajes derrochan los recursos de la nación para complacer a ex esposas o a ex compañeras sentimentales.

Las manos de Fidel Castro, el alfarero que pretendió ser, contaminó el barro con sangre, y esos jóvenes que imaginó formar, de alguna manera, los deformó. Bajo su égida distorsionada y pútrida, jamás logró ser maestro ni modelo para alguien. Tampoco habrá que esperar años de distancia para usarlo como símbolo de muerte y miseria.
Su egoísmo y astucia caudillista le hizo olvidar la historia real, no la que él ha intentado tergiversar y manipular a su antojo, sino la voz de pueblo que es quien en definitiva juzga y escribe las páginas de los libros futuros, aunque el miedo ante el terror impuesto evite, momentáneamente, que ese pueblo le grite TIRANO.


Ángel Santiesteban-Prats

20 de octubre de 2011

La máquina del tiempo



Hace unos días pude chatear con un uruguayo que, según me anuncio, “odia a Fidel”. Y, que después de intercambiar algunas líneas, me advierte: “no voy a Cuba hasta que se acabe la era de los Castro y su comunismo”. Le aseguré que se iba a perder la oportunidad de conocer, por sus propios ojos, un experimento único que quizá no se vuelva a repetir en la historia de la humanidad.
Me aseguró: “si voy a Cuba me apresarán porque soy opuesto al sistema y lo hago público”. Le volví a afirmar que sería otra buena experiencia en la que había muchas probabilidades de no volver a tener esa oportunidad… Se sorprendió con mi respuesta y la escribió para que yo la releyera y con seguridad corrigiera mi desatino. Y volví a reafirmarla… Luego de un espacio de silencio respondió: “prefiero Cancún”.
Seguramente que se fue con la sospecha de que soy un maniático o un sadomasoquista que lo alentaba al sufrimiento. Para terminar le aseguré que lo entendía por saber que mi realidad es mi problema. Máxime sabiendo que los que gobiernan mi país en los últimos cincuenta años, en vez de paz, sembraron guerrillas en Latinoamérica, que no sirvieron más que para aumentar el dolor de sus naciones. En su caso se hizo con los Tupamaros al mando de Raúl Sendic, o los Montoneros en Argentina, y el fracaso del Che en Bolivia, y el de los guerrilleros de El Salvador, que de tanto matar se asesinaron entre ellos mismos, como al agente, combatiente y poeta Roque Dalton. Y seguimos en Brasil, Nicaragua, Colombia, Venezuela, y tantos más, en algunos lugares con peores resultados que en otros.
Una mecha que encendimos y duró varias décadas hasta dejar en la confrontación miles de muertos, sin que luego moviéramos un dedo para detener la matanza.
De todas formas, si logré situarme en el lugar del uruguayo, dije lo que me hubiera gustado escuchar. Porque si tuviera la oportunidad de entrar y salir de las escenas reales, como en una obra de teatro, según las circunstancias, hubiese compartido unas horas o días con los judíos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Pasaría semanas acompañando a Majad Gandhi. Hubiese entrado con Hemingway en el rescate de París. O estaría en la reunión de La Mejorana, esperado el amanecer para acompañar a José Martí a Dos Ríos y morir a su lado.
Es cierto, esa responsabilidad les corresponde a los cubanos. Lo que hay es que asumirla. Incidir en una realidad que nos han robado. Que cada minuto lleve el desconsuelo y la agonía de millones de coterráneos que claman libertad.
Ángel Santiesteban-Prats

16 de octubre de 2011

Santiesteban, Padura, Milanés y la represión a los intelectuales en Cuba








Desde La Habana, Cuba, donde reside y es sometido a un sistemático acoso policiaco y judicial por parte del régimen de los militares isleños, debido a su apuesta por una escritura libre, sobre todo en su blog "Los hijos que nadie quiso", Ángel Santiesteban contestó, valientemente hay que decir, la siguiente entrevista a Armando de Armas para Marti Noticias.
El autor se enfrenta a acusaciones de violación de domicilio, lesiones, violación, robo con fuerza en las cosas y daños, manipulación de testigos y un juicio sin garantías procesales, ante la indiferencia o la complicidad de artistas e intelectuales que, últimamente, parecen sostener posturas críticas ante el régimen de la isla.

¿Cuál es el supuesto delito de que le acusa la Fiscalía?
Varios: “El Fiscal dice que de conformidad con lo establecido en el artículo 278 y 279 de la Ley de Procedimiento Penal y estimando completas las diligencias del EFP No.15-709/09, del Órgano de Instrucción de la PNR, seguido por un delito de VIOLACION DE DOMICILIO LESIONES, VIOLACION, ROBO CON FUERZA EN LAS COSAS, Y DAÑOS”.


Cuénteme usted acerca de la índole del testigo que se ha buscado la Fiscalía.
El supuesto “Testigo” es un vecino de mi ex, tiene evidente retraso mental. Múltiples condenas por Robo con fuerzas, Hurto, Estafa, entre otras, por lo que ha sido sancionado a varios años de cárcel en distintas oportunidades según consta en el expediente: dos hojas llenas de condenas continuas.

¿Cuáles son algunas de las manipulaciones más evidentes en el proceso en su contra?
En el video que se le grabó al “testigo”, enseña las ropas que le han regalado y comenta de otras que le han prometido, además de un reloj pulsera, e invitaciones a almorzar y baños en piscinas. Tengo pruebas de que, respecto a la primera versión del expediente que le fue entregado a mi ex abogada, y que yo fotocopié, y esta nueva versión, hay cambios en las declaraciones. No imaginaron que me quedé con copia de la primera entrega. Ahora han aumentado, corregido, tergiversado, etc, de la forma más cínica posible. En mi última entrevista el 4 de agosto pasado, delante de mi ex abogada, me tomaron una declaración que, antes de firmar, le pedí que rayara el espacio en blanco para que no aumentara. Pero así y todo, ahora se puede ver que, detrás del punto final, alguien puso una coma, que ni siquiera tuvo el cuidado de que cayera encima del punto, y agregó “que me negaba a aceptar el careo con las personas que aseguraran lo contrario a mi declaración”. Esa aparente sencilla línea da a entrever que tengo miedo, que no deseo encontrarme con los que dicen la “verdad”. En una oportunidad mi hijo le hizo una expresión a la Directora de su escuela para disminuir el afecto de ella hacia mí, por mi constante apego a la escuela, y cuando al rato yo, como todos los días, pasé por la escuela, ella lo puso delante de mí para que me repitiera lo que le había comentado. Y él nos dijo que la madre le había pedido que lo dijera. Entonces la Directora se ofreció para servirme de testigo. Pero luego fueron a verla para cuestionarle cómo era posible que ella defendiera a un contrarrevolucionario. Y ahora se niega a asistir a juicio. Pero son tantas las injusticias cometidas hacia mí, que pudiera llenarte varias cuartillas.

¿Quiere eso decir que su ahora ex abogada le traicionó, se prestó para la componenda?
No, la abogada hasta ahora me ha sido fiel, lo que pasa es que se asustó y tiene más de sesenta años, hasta creo que puede ser testigo mío si mi nuevo abogado lo cree así. El que falsifica el expediente es el Capitán Amauri, que, como ya expliqué, cuando se lo dio a mi abogada, hace más de un año, era otra cosa, por suerte le hice fotos, y también a la última versión. Tengo las dos y se ve que esta última ha sido cambiada. En la entrevista a la que me citaron, asistí con mi abogada y, delante de ella, hice mi declaración. Al final cuando tuve que firmarla, después de leer lo que había escrito el Capitán, le pedí que rayara el espacio en blanco. Luego firmé. Ahora, descaradamente, después del punto final (...) algo así como esto, agregó una oración donde digo, según lo agregado, que me niego a ir a careo con otras personas que piensen lo contrario a mí, es decir, que hago una declaración cobarde. Mira, si me ofrecen un careo con Fidel o Raúl lo acepto, no tengo miedo discutir ni con Dios cuando tengo la razón.

¿Considera que su caso es de interés personal del ministro del Interior, Furry Colomé Ibarra?
No sé cómo se les fue ese detalle. En una hoja del expediente dice, con letra cursiva, cuño y firma estampada: Este es priorizado y en letra escrita a máquina: Caso interés del Ministro, le sigue una firma y un cuño del MININT. El Ministro allí es Colomé Ibarra.

¿Estamos entonces ante el hecho de que usted se encuentra prácticamente indefenso ante un juicio sin garantías procesales de ningún tipo?
Eso parece obvio, están resueltos a castigarme por enfrentarlos, por tener una opinión crítica de sus gestiones como dirigentes del Estado. Aquí sabemos que la Policía (MININT), Fiscalía y el Tribunal son una misma cosa, son las herramientas del Estado para reprimir. En mi caso aún no lo han hecho precisamente por ser bastante conocido internacionalmente y por el apoyo que he recibido. Muchos que no tienen esa repercusión están presos sin que nadie los pueda defender porque son desconocidos. Un ejemplo de transgresión del código penal vigente dice que después que una causa es aceptada por el Tribunal, no puede devolverse a la policía, salvo que en el proceso oral, ocurra alguna variante y el Tribunal ordene investigarlo. Sin embargo, el Tribunal ha devuelto el expediente a la policía en dos ocasiones. Ellos saben que es una violación, pero ni ellos mismos respetan sus propias leyes.

¿Cree que su blog Los hijos que nadie quiso es la causa fundamental del ensañamiento del régimen militar cubano con su persona?
Todos mis dilemas han comenzado a partir que abrí el blog. Nunca tuve ningún problema con la justicia, salvo aquella injusta prisión por acompañar a mis hermanos a la costa cuando se iban del país, y un accidente de tránsito. Sin embargo, ahora soy violador, ladrón, abusador, un criminal de los peores que se puedan imaginar. Yo me avergüenzo de todas esas acusaciones. Aunque mi consciencia esté tranquila no puedo evitar ruborizarme. Todo comenzó a partir del blog. Me golpearon en plena calle después de amenazarme, y como no fue suficiente entonces emprendieron esta historia conmigo, pero que no han podido materializar, y que aún es un intento sin pies ni cabeza. Como están acostumbrados a hacer este procedimiento sin que nadie los cuestione, en mi caso, lo han pensado mejor, han hecho hasta lo imposible por buscar apariencia de legalidad, relacionarme de alguna forma con, por ejemplo, este testigo falso que ya te hablé, pero saben que no es suficiente, a ellos mismos les resulta difícil de creérselo.

¿Luego, esa imagen que los militares y su sumiso aparato cultural quieren vender en la figura y obra de Leonardo Padura y otros, acerca de que, digamos, a nadie se le reprime en la isla por lo que escriba, es absolutamente falsa?
Aquí se acepta a varios escritores, escogidos por su relevancia internacional, que publiquen, pero todo a través de la literatura. Les soportan que en algunas entrevistas sean críticos con los problemas sociales, el órgano represivo finge ser tolerante; pero nunca muy directos. Jamás han aceptado que sean críticos con Fidel Castro. Ellos tampoco lo han hecho. Hay una frase muy conocida por los cubanos que lo explica mejor: “Juega con la cadena pero jamás con el mono”. A Pedro Juan Gutiérrez, que ni siquiera se mete abiertamente con el Estado, sólo que su literatura es una descripción profunda de los problemas sociales, no les publican sus novelas más conocidas y polémicas como Trilogía Sucia de La Habana o El Rey de La Habana.

¿Cuál es ahora mismo su situación dentro de la isla, cómo se siente?
Mi situación es ambigua, llevo dos años de citación en citación a las unidades policiales. Me detienen cada vez que no les gusta un post. El año pasado me detuvieron por atropellar con mi auto a un menor en la vía pública, casualmente era el 25 de julio, el día antes del discurso de Raúl Castro por el 26 de julio, su día histórico más importante, y su mayor fracaso, es lo único que Fidel Castro siempre ha hecho: de su derrota, una victoria; porque nunca supo perder, nunca supo escuchar que no tenía la razón. Pero bueno, este no es el tema. Lo cierto es que me retuvieron en la unidad policial hasta el siguiente día en que se acabó el discurso oficial, entonces se presentaron en la estación de policía dos agentes de la Seguridad del Estado y me liberaron sin aclarar nada. Sólo me dijeron que me marchara.

¿Cree que, por ejemplo, que una figura como Pablo Milanés, o el mismo Padura, sería capaz de encabezar una recogida de firmas a su favor?
No los pondría en ese aprieto, tampoco a los que les gustaría firmar y no podrían hacerlo por temor a represalias. Me conformo con las firmas de los que ya son libres. De todas formas, los dejo a su conciencia. En el caso de Padura, nosotros íbamos a Puerto Rico al "Festival de la Palabra", en esos días, después de siete meses ensayando con sus acusaciones, una oficial que trabaja directamente con el Ministro del Interior, se presentó en la unidad policial para que se me impusiera una fianza. Con eso impidieron mi presencia en el Festival. Los organizadores del Festival idearon hacer una declaración para exigir justicia y dar a conocer su apoyo a mi persona como intelectual latinoamericano, y Padura les hizo cambiar de opinión. Les dijo que era mejor esperar. Quizá él tenía otra versión del asunto, aunque yo le expliqué por teléfono antes de la partida. En cuanto a Pablo Milanés, recuerdo que cuando él cantaba en la “Plaza Antiimperialista”, algunos artistas y blogueros aprovecharon para exigir justicia por Gorki Águila, por lo que fueron golpeados y apresados, y, que yo sepa, él nunca se pronunció al respecto, a pesar de la repercusión que tuvo por los medios de prensa independientes e internacional. Así que no sé qué decirte en cuanto a sus posturas. Lo que sí puedo asegurarte que por ellos u otros artistas que sean atropellados sus derechos, o físicamente, mi firma estará entre las primeras.

¿Cómo vislumbra el final de juego en la isla: pacto de socios o explosión social?
Creo que “Pacto de socios”, aunque en mi opinión personal prefiero la explosión social. Sé que eso conlleva a un alto sacrificio, quizá, casi seguro, que tendrá un costo de vidas humanas. Y a eso es lo que los cubanos le temen, como es lógico. De todas formas, desde hace mucho tiempo el silencio tiene un costo de vidas, quizá mayor, si luego comparamos. Habría que contar desde los primeros opositores como Pedro Luis Boitel, los que murieron en los campos de concentración UMAP, te aseguro que es una lista extensa. Hoy día la gente se muere de enfermedades y ni nos enteramos, y te lo digo yo que vivo al lado de un hospital materno. Quizá yo sea uno de esos llamados “daños colaterales”, o directo. Claro, si me dejan hacer un guión con seguridad podría escribirlo y sería ideal, pero eso en la vida ocurre poco, menos coincide en los hechos de aborto al poder.
Que los Castro se retiren con vida de la vida política, es poco probable, aunque lo deseen ellos mismos, porque cómo podrían controlar que luego no los juzguen por sus delitos de sangre, y por todo el dinero que ha sacado del país y que ha malgastado.
Recibe mi abrazo y agradecimiento por tu preocupación y solidaridad contra la injusticia que el Gobierno cubano acostumbra a jercer contra aquellos que osan enfrenarlos. De todas formas estoy resuelto a continuar oponiéndome y a recibir sus ataques, y lo que sí te puedo garantizar es que no voy a cejar. Quien habla por mí y me hace actuar es mi conciencia y mis sentimientos.

15 de octubre de 2011

Laura Pollán ha muerto



¿Y ahora qué hacemos?... ¿Con qué derecho podremos continuar respirando, pisando esta Isla que tanto defendió ante las injurias, amenazas y golpizas?... Sé que "morir por la Patria es vivir", ¿entonces por qué a tan pocos les interesa la vida?, y prefieren vivir en silencio, que es la peor de las muertes. ¿Por qué delante de esta noticia los estúpidos y oportunistas parecen inteligentes?... ¿De cuál madera estaría creada la Dama que si le dieran la posibilidad de regresar y cambiar su postura ante la dictadura, preferiría quedarse en la muerte a pesar del dolor a su familia y a los cubanos agradecidos?... Mi madre me decía que por lo general las buenas personas viven poco, lo contrario de los dictadores. ¿Será que el deber cumplido te exonera de continuar sufriendo?... Laura, ve en PAZ, tú lo mereces. Nosotros intentaremos ganarnos esa paz que tanto orgullo nos provoca al convocarte... Recogeremos del suelo los gladiolos que las hordas rompieron, y de cada uno nacerán ideas, sentimientos, unidad, millones de flores protegidas por la ternura de tus manos... Como nos enseñaste, cada lágrima que te provocaron son himnos que alientan a no cejar. Sabemos que en la luz de la mañana regresarás por el resto de nuestros días, y eso nos inspira, tu albor será una forma de hacernos recordar la actitud y la conciencia para la historia... Ojalá podamos ganarnos esa vida en la que te encuentras ahora, habiendo justificado la permanencia en esta Isla que defendiste hasta la muerte, será la única forma que vivirás para la Patria. Y que entonces no sean los muertos que alzando los brazos la sabrán defender todavía. Seremos nosotros poseídos de tu espíritu quienes conquistaremos la libertad añorada.
Sólo así tu muerte será mentira.
Ángel Santiesteban-Prats

10 de octubre de 2011

El Arte contra discursos y promesas políticas








Hace unas semanas escribí una respuesta, sobre un ingenuo comentario en mi blog que firmaron bajo el nombre de “Lori”, en la que le recomendaba lo siguiente:
“Es mi deseo que se instruya, lea los libros de los escritores que han tenido que abandonar mi país. Lea a los blogueros de Vocesdecuba.com, venga a Cuba y bájese del ómnibus, recorra las calles adyacentes. Aléjese del guía de turismo y busque sus propios interlocutores, aquellos que no tienen un discurso aprendido que les sirve de coraza para no ser perseguidos. No se quede en la piscina del hotel, camine por el malecón y entérese de la realidad cubana. No pierda su tiempo con los espectáculos del hotel. Vaya al teatro, podrá ver los dilemas que enfrenta la sociedad actual. No compre sólo música tradicional, que le recomiendo, sino también aquella música que no tiene promoción, y que sus canciones son pasadas, gracias al Bluetooth, de celular en celular”.
Esta tarde he recordado a los muchos “Lori” que se esconden detrás de un sobrenombre, ya sea por ingenuidad, oportunismo o porque en realidad son soldados cibernéticos al servicio del Estado cubano. Los invoqué mientras asistía al Centro Cultural Bertolt Brecht para la puesta en escena de Vital-Teatro, Cuatro Menos, del dramaturgo Amado del Pino, y que alcanzara el Premio Internacional Carlos Arniches (2008) en España.
Cuando el Director General Alejandro Palomino dijo hágase la luz sobre el escenario, en los lados opuestos aparecieron dos pequeñas y humildes habitaciones. En el centro, un banco de parque, de esos que están repartidos por toda la Isla y donde los cubanos aún echan a volar, increíblemente y con esa vocación empecinada, los sueños y las esperanzas de alcanzar una vida digna.
La obra, intensa desde el comienzo, que va in crescendo a partir de que la historia respira y toma cuerpo, y que bien, sin que fuera manido, podría titularse El síndrome del nido vacío, nos propone un viaje a través de los destinos de una familia. Generaciones que abrigan ilusiones diferentes y encontradas. Andrés, el típico Padre maduro, devenido dirigente y tronado, expulsado del Partido Comunista, el frecuente personaje tozudo y honesto que necesita a pesar de todo continuar aferrado a las utopías, a las promesas que se difuminaron como nubes, que persiste en la ceguera ante los nuevos tiempos y los cambios que se imponen para una sociedad carente de las necesidades más objetivas, aunque sobreviva en una realidad miserable, donde el miedo, el oportunismo, el rencor y el abuso a los derechos sexuales convergen en un entorno que no ayuda a sanar las heridas.
Tamara: ¿Y ella te corresponde? ¿Es que los que administran te quieren a ti? Mira, lo peor es que no hay lugar ni para un tipo tan romántico como tú, que tienes de revolucionario. (Deletrea, enfatiza) Re-vo-lu-cio-nar, no repetir la misma letanía…
Ania, la hija de Andrés, que por ser menor de edad necesita su firma para emigrar y definitivamente dejar atrás su hogar, un país que se derrumba sin atenuar sus impuestas condiciones de extremismo, a las cuales su generación no acepta ni entiende ni considera que le corresponde; y que la madre, la ex esposa, le ruega que no acceda, que no permita que se vaya.
Ania: No soporto más discursos, papá.
Tamara: …y a este paso ¡seremos el asilo de América!
Pollo: Tenía un profesor que decía que a los jóvenes había que cederle el paso. No por la bondad sino porque si no te quitas de en medio, te tumban al suelo y te pasan por arriba.
Tamara: …este es el único país en que la gente no se retira, en que nombran a ministros a los setenta y pico de años. Si no existe la jubilación, todo se va confundiendo y llegas a los cuarenta recibiendo tratamiento de joven promesa, de tierna certeza del mañana.
Andrés: Nos hemos vuelto una gran agencia matrimonial. Aquí los “desacoplados” europeos encuentran pareja sana, culta, entusiasta y hasta apasionada. ¡Todo un jineterismo nupcial!
Agréguele que existe en Andrés el antecedente de su matrimonio anterior, su hijo Saúl, al que por no darle la autorización legal de abandonar el país, lo separó de la madre que decidió dejarlo bajo custodia de la abuela, y por lo que su conciencia lo hace culpable.
Saúl: …Nunca supe si te negaste a firmar por protegerme o por no buscarte un problema y esa duda ha sido lo peor de todo este tiempo.
Andrés: Ahora sería el momento de contestarte pero no tengo respuesta. Tampoco yo lo sé; se me mezclaron las convicciones, miedo…
Saúl: No sigas buscando respuestas, papá. Tampoco son imprescindibles. Quiero aprender a vivir sin preguntar tanto.
Como si no fuera suficiente conflicto, Tamara, la actual esposa de Andrés, quince años más joven que él, espera el primer hijo y ha recibido una propuesta de trabajo en el exterior con la posibilidad de que él la acompañe, y a la cual éste se niega por considerar el hecho de salir una traición, y también por la vergüenza que siente ante su hijo Saúl al que separó de su madre y el que, después de todo, ha tenido la oportunidad de emigrar, porque trabaja en un crucero, pero siempre regresa.
Tamara: ¿Qué le ofreces a tu próximo hijo? ¡Acaso le niegas la posibilidad de una vida mejor!
Todos los pro y los contra de una vida vista desde diferentes ángulos y opciones, acompañadas de ese humor característico que Amado del Pino impone en sus obras, y que nos parece estarlo escuchando, un juego mental de simpatía que contagia con breves chispazos de cubanía.
Pollo, un amigo gay y compañero de trabajo de Andrés que se niega aceptarle el carné de Militante del Partido a los mismos que antes lo recriminaron por la valentía y honestidad de convivir con su pareja.
Pollo: …Ahora está de moda que nos salven, nos reivindiquen, nos arropen, pero tampoco me voy a montar –con lo viejo que estoy– en ese carro “triunfal”. La jefa me llamó el lunes para decirme que me propusieron entrar al Partido, ahora… Si ese carné significa ser de la vanguardia, habría que habérmelo dado hace mucho…
Andrés está discutiendo la tesis de Doctorado, que ha sido rechazada por ser un estudio donde descubre el bajo porcentaje de natalidad del país, al considerar que la juventud emigra en el momento natural de procreación, y que le da título a la obra por la nota académica que alcanza.
Tamara: …condenar al que sale o se va es otro achaque de mierda. Algunos hacen más daño con no moverse. Mi tío ve todas las tardes la mesa redonda y se cree el ciento uno por ciento de lo que dicen en la televisión, pero se viste, come y arregla su casa con lo que mandan mis primas que se fueron. Yo sé que no es un descarado, que sigue creyendo de verdad en sus ideas, pero le parece que hace bastante con seguir queriéndolas, con levantar el teléfono y aceptar que no son unas traidoras. Y eso porque estamos en el siglo XXI, porque a su hermana menor la enterró en vida cuando salió para Puerto Rico…
Andrés: Yo sufro con los defectos de esta Revolución precisamente porque es la mía.
Tamara: Eso es lo peor de tu tesis.
Andrés: Si los jóvenes se van ¿con quién trabajamos? ¿A quién convencemos?
Momento de mayor angustia cuando Andrés acompaña a la hija al aeropuerto, y ella canta una estrofa de Fragancia… Luego aquel sonido de avión que toma vuelo hasta alejarse y una luz que se apaga y deja a oscura el escenario.
El público reprime y traga sus lágrimas porque la mayoría sufrimos una separación parecida.
Le sigue una luz tenue que resurge como un parto de amanecer.
Andrés: Me cago en la madre de quien inventó el avión –sentencia agónica porque el retumbo de los motores no se apaga en sus oídos.
Tema de canción final: “Pensamiento”: Pensamiento, dile a Fragancia que yo la quiero, que no la puedo olvidar, que ella vive en mi alma, anda dile así… dile que pienso en ella, aunque no piense en mí.
A veces tenemos la duda de si la vida escapa del teatro, de las novelas, conflictos que nos inventamos los escritores y que echamos a las calles como virus que luego mutan, se adaptan al medio para lograr mayor daño. ¿En qué medida con nuestro Arte incidimos en los tiempos, en el contexto real de la vida social? ¿Y en qué medida podemos prevenir a próximas generaciones para que no puedan ser engañados como nosotros?
Deseo felicitar al dramaturgo Amado del Pino por contribuir a difundir con el Arte las penurias del pueblo cubano, que son las propias. Una realidad tan viva y cubana por estos días, como las palmas reales. Una denuncia de los conflictos sociales de la Cuba actual que atañe al sentimiento humano, independientemente de su lugar de origen, su idioma y latitud geográfica. Un lienzo perfecto que propaga, como rayos de luz a los confines oscuros y desconocidos, con la técnica y los colores precisos del Arte a plenitud.
Pude contar las butacas ocupadas y sumaban 484, y por no haber más, se utilizaron los peldaños de las escaleras y algunas sillas por los bordes del escenario. Afuera quedaron, como desde hace varias semanas, dos veces esa cantidad de espectadores, quienes acogieron con beneplácito la noticia que se alargaba la temporada hasta el 23 de octubre.
Desearía que las comunidades cubanas dispersas por el mundo puedan disfrutar de esta obra, invitando al grupo Vital-Teatro a Ferias del Libro y Festivales de Teatro, o adaptando la puesta por artistas residentes de otras ciudades. El cómo no es importante. Lo urgente es difundir la obra para lograr una mayor comprensión, por otros espectadores, de una realidad nacional que nos condena por más de cincuenta años.
Y parafraseando un texto de la obra, quisiera recordar que cincuenta años es dos veces veinticinco. Es cinco veces diez. Significan diez múltiplos de a cinco. El cincuenta por ciento de un siglo. La vida plena de un hombre. Un tiempo y espacio donde convergen tres o cuatro generaciones, y que la más avanzada no ha podido mejorar el destino de la última, en la que coinciden los miedos y desaparece el cabello y surgen las arrugas y surcos en los rostros gastados por las lágrimas de ver partir a nuestros hijos, hermanos y amigos. Varias descendencias que enfrentan el mismo abismo. Pierden la dentadura y las ilusiones. Siempre hemos sido “cuatro menos”, hasta llegar a cientos menos, miles y millones menos que andan dispersos por el planeta y que sus espacios aguardan por ellos en esta Isla de todos.
Ya es hora del regreso. De retomar las riendas de un país desbocado. Ser capaces de sembrar esperanzas en una tierra que desconoce esa cosecha, para que finalmente sirva de gratitud a todos aquellos que, en los últimos doscientos años, han ofrendado su vida por la nacionalidad cubana, libre y auténtica. Eso le debemos a ellos que supieron morir por nosotros, sin que hayamos ganado por derecho propio un minuto de esta amarga agonía.
¡Que en gloria estén!
Ángel Santiesteban-Prats