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23 de marzo de 2013

Una caricatura de proceso judicial para Angel Santiesteban


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 María Matienzo Puerto


HAVANA TIMES — La última vez que hablé con Angel le dije que tuviera fe que la verdad siempre terminaba saliendo, a la vez que me preguntaba, ¿por qué una feminista debe defender a un presunto golpeador? ¿Serán ciertas las acusaciones?

Estas preguntas no me las hice para poner en duda la inocencia de Angel Santiesteban sino para encontrar las razones por las que yo escribiría sobre este tema. Y con esta trifulca narsicista (en algunos casos) que se ha formado las razones se me han esclarecido.

Porque la violencia contra la mujeres y las niñas no puede ser un pretexto político para sofocar una voz incómoda de la intelectualidad cubana. Admitir un proceso como el que condena a Angel es hacer de la lucha contra la violencia contra mujeres y niñas una caricatura, una farsa, una bufonada.

En Alamar de cada 48 apartamentos de los edificios de seis plantas, en más de la mitad hay o ha habido un hecho violento contra una mujer o una niña. Entonces, ¿cómo podemos permitirnos que alguien mienta y lleve hasta las últimas consecuencias una mentira forjada sobre el dolor de otros?

No creo que vaya a aportar mucho más a lo que ya se viene cocinando en la red alrededor de Angel. Este diario y una entrevista a Wilfredo Vallin donde, el Presidente de la Asociación Jurídica cubana, ONG independiente en Cuba, quien estuvo siguiendo de cerca el proceso, aclara algunos puntos que en un inicio me parecieron oscuros.

No cuestionarnos el proceso judicial de Angel Santiesteban es seguir aceptando nuestra condena a la migaja de pan, cuando realmente merecemos más: el derecho a expresarnos libremente, a pensar libremente, más el acceso a las redes sociales, a la información. La lista es larguísima.
Es un proceso que nos atañe a todos y todas.

¡OJO!

Después de 55 años las compuertas de la Isla y su sistema inamovible y obsoleto, se están abriendo, y en vista de que la UMAP y otras instituciones represivas ya no asustan a nadie, esta puede ser la nueva estrategia para llenarnos de terror a hablar lo que realmente pasa entre estas cuatro paredes.

Angel Santiesteban puede ser el chivo expiatorio con el que nos muestran cómo puede quedar nuestro propio pellejo.

Publicado en Habana Times

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