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22 de marzo de 2013

Diario en la cárcel IV. Cuba: Legalidad urgente

El cubano es culpable hasta que demuestre lo contrario. Así funciona la justicia en el archipiélago. Si sospechan te detienen, luego investigan, y si no encuentran elementos para procesarte, de todas formas te envían a la cárcel por el beneficio de la duda.

De esa manera pululan los acusados en las penitenciarias, sin una prueba que amerite tenerlos en prisión. Personas que claman ser inocentes pero no siempre pueden probarlo, por ende, hasta tanto, serán condenadas.


Las sentencias “por convicción”  que los jueces determinan según su olfato y percepción son las que deciden si son culpables o no.


También, desde hace décadas, a través de los Jefes de Sectores, se entregan los nombres de los que deben ir a prisión porque se considera que son elementos delictivos y pudieran cometer fechorías, pero en realidad no lo son, quizás ni lo hayan pensado.


Hay casos en que los Jefes de Sectores, algo así como los dueños de los destinos de los convivientes donde radiquen o sean ubicados, han enviado a la cárcel a hombres con bellas esposas y, con la intención de separarlos y hacerlas asequibles a sus propósitos morbosos, les inventan esa clasificación de “peligro”; en otras ocasiones lo hacen para presionar a una hermana que se resiste a ser su amante, o simplemente porque un enemigo le paga un precio acordado para que se lo aparte del camino y ampliar su negocio al suprimirle la competencia.


En ocasiones los han elegido para incluirlos en la lista negra por una mirada que les disgusta o porque su rostro no les agrada, u otra impresión según su carácter o complejos de su personalidad.


Una injusticia que provoca diariamente la llegada de decenas de jóvenes que nadie quiere, a los jóvenes cubanos.









Ángel Santiesteban-Prats

Prisión La Lima, marzo de 2013

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